Buen partido en general de un Sevilla que sufrió varios problemas y logro recomponerse. Ya tuvo dos contratiempos Mendilibar antes de empezar el partido. La primera fue la baja de Fernando Reges, que iba a empezar en el banquillo, pero que se vio indispuesto y se tuvo que marchar. Y, por si fuera poco esta ausencia, aún tuvo otra en el calentamiento. Erik Lamela notó unas molestias y acabó entrando por él Bryan Gil.
El técnico vasco hizo cambios de entrada. Volvía Navas tras recuperarse, Alex Telles daba descanso a Acuña y Oliver jugaba dos partidos después. Rafa Mir, como ante el Villarreal, volvía al once inicial y dejaba en el banquillo a un En-Nesyri que había jugado los 180 minutos previos.
Suso, que llevaba el peso del partido, tuvo que salir tras el gol del empate del Espanyol para dar entrada a un Ocampos que lo estaba jugando todo.
El cambio no fue efectivo hasta la segunda mitad cuando, ya con En-Nesyri y Acuña, el Sevilla empezó a mandar y Ocampos a aparecer. Tuvo una gran ocasión antes de empatar desde el punto de penalti.
Aún entraría Montiel para dar más consistencia a la banda, pero la clave fue, una vez más, un Acuña que dio la asistencia en el tanto de Pape Guete.
Poco pudo hacer en los dos goles del Espanyol, un error el primero y un balón increíble el segundo. Bien en las oportunidades de Joselu; ayudó a que el Sevilla ganara.
Mejor en la segunda parte que en la primera, en la que se prodigó menos en ataque. Sus centros tras el descanso fueron continuos, aunque se topó casi siempre con la defensa perica.
Algún despiste al principio pudo costar caro, pero se fue entonando y acabó centrándose más en comenzar los ataques sevillistas que en defender.
Marcó el primer gol del Espanyol, pero el balón le vino muy rápido tras tocar en Telles. Sufrió mucho con Joselu.
No tuvo su mejor partido. Un ligero toque en él fue clave para dar validez al primer tanto espanyolista. Tuvo alguna aparición en ataque, pero el Espanyol encontró petróleo por su banda en la primera mitad.
El MVP del partido, centró en el primer gol, provocó el penalti del segundo y marcó el tercero, pcoo más que decir.
Aunque no se le vio como otras veces, su papel fue determinante para poner la pausa en los ataques sevillistas. Un regate, en el que se fue de dos, quedó para la retina de los aficionados.
Erró una gran ocasión nada más empezar y no tuvo su día en ataque, pero su derroche fue clave para que el Sevilla retomara la iniciativa que había perdido.
El gaditano llevó el peso del ataque y por sus botas pasaron muchos de los balones que acabaron en el área de Pacheco, pero se lesionó y, con él en el suelo, empataría el Espanyol. Le sustituyó Ocampos.
Anotó el primer gol y acosó, una y otra vez, a sus marcadores. Acabó fundido y Mendilibar tuvo que cambiarlo.
Por su poca participación tal vez merecería el suspenso, pero la realidad es que estaba vigilado por dos o tres hombres siempre. Y peleó la pelota que significó el gol de Gil.
Entró por Suso y, tras el descanso, se convirtió en uno de los protagonistas de la remontada. Marcó el empate de penalti, estrelló un balón en el larguero y tuvo otra ocasión, de pundonor, que se le fue por poco.
Entró por Rafa Mir en el descanso y logró retener a dos defensas, siempre atentos a él. Pese a lo vigilado que estuvo, logró rematar más de un balón y, sobre todo, abrir huecos a sus compañeros.
El argentino se nota siempre que está en el campo. Suyo fue el pase del gol del triunfo.
Pocos minutos para valorar a un jugador que dio más velocidad y consistencia en banda a su equipo.
Entró en la prolongación para perder tiempo y protegerse atrás.