El presente no es sencillo. Vivimos sujetos a unas reglas y exposición que pueden hacer que todo salte por los aires en cuestión de segundos. Justo esto le ocurrió a Iván Alejo hace ya casi tres meses. El jugador del Cádiz Club de Fútbol llevó su pique con Vinicius Junior hasta un punto en el que terminó por salir quemado; tanto es así que hasta la fecha no había hablado de lo ocurrido. Ha estado roto, pero con el paso del tiempo ha saca fuerzas para sincerarse sobre lo ocurrido en una entrevista concedida a Relevo.
Hay que remontarse al 9 de diciembre. Aquel día Brasil caía eliminada del Mundial de Qatar 2022 y Alejo veía su oportunidad de dar un golpe al delantero del Real Madrid a través de las redes sociales. Ni por asomo podía imaginar lo que desencadenaría con un tweet.
"Iba en el tren camino de Valladolid con un amigo y le comento que voy a poner un tuit con unos chicos bailando y la cara de alguien tapándose la boca, mostrando como que estoy contento. Lo subo y a los cinco minutos empiezo a recibir contestaciones y en ese momento me percato de que ese tuit puede tener una interpretación racista. En ningún momento lo subo con esa intención. Por eso no he salido a pedir perdón, porque yo no tengo que pedir perdón. Yo no soy una persona racista y nunca lo he sido, pero entiendo que se pueda malinterpretar como algo racista. A partir de ahí se genera una campaña de acoso y derribo contra mí. No me considero, vuelvo a repetir, para nada racista".
Fue solo un instante, pero uno que marcó su vida desde entonces. Discutió con familiares, tuvo que soportar miradas de reproche de personas que no le conocían... incluso fue silbado en el Nuevo Mirandilla (su casa). Se trató de una ola gigante, una que venía marcada por tres palabras inseparables: Alejo, Vinicius y racista.
"Es un tema sensible. A mí o me amas o me odias y creo que eso tiene que ver con lo que pasó. Quiero decir que yo nunca he votado, pero me han acusado de ser de extrema derecha. Y a partir del tuit mucha gente ha aprovechado para matarme. Un cierto sector de la grada, no todos, por supuesto, porque me siento muy querido en Cádiz por la gran mayoría de la gente"
La marea ha pasado (en parte) y Alejo ha entendido que era el momento de hablar y abrir su corazón. No tiene miedo en admitir que en el futuro debe pensar mejor qué y cómo decir las cosas, y es que aquellos emoticonos le han llevado a estar realmente jodido.
"Lo he pasado muy mal, han sido dos meses muy jodidos a nivel anímico. Meses de salir del campo llorando, de coger el coche y llamar llorando a mi familia. Y eso yo nunca lo he vivido. Pensé que era más fuerte de lo que realmente soy. Fue la primera vez que perdí la ilusión por el fútbol. Es complicado decirlo y es jodido, pero no tenía ganas de siquiera ir a entrenarme", sentencia.