Antonio José Medina4 min lectura"Vino un aficionado que me empujó por detrás enfadado por el resultado e intentó pegarme, pero, salvo un roce en la nariz, no me hizo nada. Nunca me he pegado, pero sé defenderme; borracho seguro que estaba... Conseguí agarrarle y tumbarlo en el suelo. Esas cosas en el fútbol no deberían pasar, aunque siempre salta algún idiota alocado que no merece protagonismo. Si quiere pegar, que vaya a ver un evento de boxeo. Tanto él como otros incidentes así espero que estén bien castigados", señalaba el portero del Sevilla FC Marko Dmitrovic después de que un aficionado del PSV Eindhoven saltara en el Philips Stadion e intentara agredirle.
Tras detenerlo e identificarlo, no sólo se le comprobó que tenía un nivel de alcohol en la sangre de 1.6 gramos/litro, sino que se trataba de una persona conocida por su violencia entre los aficionados neerlandeses, y que ya había sido castigado previamente y tenía prohibido acceder al estadio del PSV. De ahí la indignación del equipo neerlandés ante la posible sanción que le pudiera caer.
El castigo para el propio aficionado se aventuraba ejemplar. No en vano, el juez decretó su mantenimiento en prisión hasta el pasado 8 de marzo, el máximo de 15 días que permite la ley antes de realizar un juicio rápido. Tras éste, realizado en el Tribunal de Distrito de Brabante Oriental, se ha conocido la sentencia y la dureza del castigo prácticamente condena de por vida a este joven de 20 años, que no podrá acudir a un recinto deportivo durante los próximos... 40 años.
"Además de la sanción de cuarenta años de prohibición de acceso al estadio, el PSV iniciará un procedimiento para recuperar los daños y perjuicios en los que el club pueda incurrir", publica el club de Eindhoven en un comunicado. El PSV, que está a la espera de conocer qué sanción recibe de la UEFA, ya se quejó tras el partido y pidió a las autoridades que se sentasen con ellos a discutir la obligación de informar a los aficionados con prohibiciones en los estadios, a fin de evitar futuros incidentes similares.
El agresor de Dmitrovic debe cumplir, además, una pena de prisión de tres meses, el último de los cuales es condicional; y también recibió una prohibición de acudir, durante "dos años", al "área en torno al Philips Stadium". "No debería haber estado presente en ese momento debido a una prohibición que tenía de estar en el estadio por mala conducta anterior", indica el club, que hace referencia a las dos prohibiciones que el aficionado tenía para acceder al recinto hasta 2026.
Estas prohibiciones no le frenan a domicilio, como se pudo demostrar en Sevilla, ya que fue uno de los aficionados más violentos que obligaron a una intervención policial en la capital hispalense, en los prolegómenos del Sevilla-PSV. Algo que no se sabría hasta que su cara se hizo famosa cuando saltó al campo a agredir a Dmitrovic.