"No sé como el árbitro no tomó otra medida -no pitar el final-. No sé el tipo de sanción que debía haber tomado el árbitro, pero debía haber sido más severo. Demasiada violencia permitida para que continúe un partido. Si eso se acepta, en el futuro puede cualquier cosa", advertía Jorge Sampaoli nada más acabar el partido que el Sevilla FC jugó en Eindhoven el pasado jueves correspondiente a la ronda de 'play off' de la UEFA Europa League.
Se refería al intento de agresión que sufrió Marko Dmitrovic por parte de un aficionado en el tiempo de prolongación. El árbitro, Daniele Orsato, al contrario, alargó el partido tres minutos y eso hizo peligrar el resultado para el Sevilla.
Si el árbitro no tomó medidas y aún se está a la espera de qué decide la UEFA al respecto, la que no tiene dudas de que ese acto es un delito que no se puede dejar pasar es la justicia neerlandesa. Según informa Eindhovens Dagblad, el juez de instrucción del tribunal de Den Bosch ha decidido extender la prisión preventiva del hombre de 20 años que atacó a Dmitrovic, al menos, por quince días, hasta el 8 de marzo.
Ese día, su caso será tratado a fondo por el juez. Este medio aclara que esto se hace a través del sistema de justicia acelerada, que se utiliza en casos con pruebas claras, como es el que se dio sobre el terreno de juego del Philips Stadion de Eindhoven.
Marko Dmitrovic reconoció que no le había pasado nada y que se trataba de un joven que debía estar borracho. El PSV expresó "profunda vergüenza" a través de su sitio web y el director ejecutivo del club, Marcel Brands, anunció que quiere pasarle la multa, que la UEFA impondrá, al autor del intento de agresión, una persona residente de Roermond.
Tras identificar a la persona en cuestión, se descubrió que ya había recibido dos prohibiciones del PSV para entrar en el estadio y que no se le debería haber permitido el acceso al Philips Stadion. Además, tras las pruebas que se le realizaron, se comprobó que tenía un nivel de alcohol en la sangre de 1.6 gramos/litro. El PSV Eindhoven ya informó que le gustaría discutir con las autoridades la obligación de informar a los aficionados con prohibiciones en los estadios, a fin de evitar futuros incidentes similares.
De momento, mientras se afinan todas esas medidas y encuentran una solución, al menos ya sabe que en los diez próximos días no tendrá que aguantar un nuevo intento de forzar su entrada. Durante ese tiempo, seguirá en prisión preventiva y luego el juez decidirá si lo deja en libertad o lo mantiene encerrado.
Las medidas son mucho más estrictas que las que se podrían ver en España, donde no se permite un periodo tan amplio de prisión preventiva antes de que el juez decida qué hacer con el delincuente.