Aitor Torvisco10 min lecturaLa ausencia de Pape Gueye y la vuelta al once de Marcos Acuña eran las principales novedades en el once con el que el Sevilla FC saltó en la noche de este jueves al césped del Nuevo San Mamés para enfrentarse al Athletic Club. En su regreso a Bilbao, José Luis Mendilibar hizo siete cambios con respecto a la alineación titular que sacó el pasado domingo en el triunfo por 2-1 contra el Villarreal CF.
Sólo repitieron Dmitrovic, Badé, Rakitic y Suso, con regresos de Navas, Gudelj, Ocampos, Lamela y En-Nesyri además del ya mencionado de Acuña. Tras una igualada y vibrante primera mitad, no empezó bien la segunda para el Sevilla FC, sin balón y limitado a trabajar para no despedazarse. Era el minuto 55' y Mendilibar había agotado cuatro cambios tras realizar tres sustituciones de un tirón en la segunda ventana. Pape Gueye y Papu Gómez suplieron a Rakitic y Suso en la sala de mandos y Gonzalo Montiel relevó al capitán en el costado derecho para unirse a Bryan Gil. Telles, por el 'Huevo', agotadísimo, fue el quinto y último cambio.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas alineados por José Luis Mendilibar en el duelo entre Athletic Club y Sevilla FC correspondiente a la jornada 31 de LaLiga en Primera división:
Le batieron en los dos primeros lanzamientos a portería pero, por suerte, tanto Nico Williams como Guruzeta estaban ligeramente adelantados y el VAR anuló ambos goles. Tuvo que salir rápido ante el pequeño de los hermanos en la reanudación, pero no tuvo que hacer ninguna parada para sumar su tercera salida seguida dejando la portería a cero.
Eterna baza para profundizar, ya había colgado tres centros al área del Athletic en sólo cinco minutos de partido. En defensa mantuvo el tipo en el duelo con el hiperactivo Nico Williams, que le llevó al límite. Tanto, que en un cruce providencial se quedó dolorido, echándose la mano a la parte posterior de su muslo izquierdo, y tuvo que pedir el cambio para dejar su sitio a Montiel.
Asentadísimo y con una confianza creciente que se traduce en una necesaria solvencia para ir al cruce con determinación, para ganar duelos aéreos, para cubrir la espalda del lateral y para sacar la pelota desde atrás asumiendo los menores riesgos posibles.
Con Nianzou y Marcao lesionados y Rekik falto de ritmo de competición, el serbio se mantiene como central también con 'Mendi' (como con Lopetegui y Sampaoli). Se equivoca muy poco, va bien para repeler peligro aéreo, es aguerrido en el cuerpo a cuerpo y siempre se hace notar con sus cambios de orientación -esta vez no pudo probar su látigo-.
El argentino volvía al once tras cumplir los dos partidos de sanción tras su expulsión contra el Celta, pero se fue con molestias físicas, mitad dolorido mitad agotado después de afrontar numerosos duelos de alta intensidad ante los hermanos Williams y Berenguer, con el handicap de que durante muchos minutos lo hizo estando amonestado.
Versión muy posicional, tirando de colocación y experiencia para adaptarse a un ritmo altísimo e intentar frenar el intercambio de golpes constante de un partido con muchos duelos. Mucho más cómodo al lado del músculo de Pape Gueye.
Sus mejores minutos de una pobre temporada han llegado casi siempre en zonas más adelantadas, pero en los últimos encuentros ha dado fluidez a la salida de juego del Sevilla FC cayendo al doble pivote y Mendilibar le dejó en ese rol en detrimento de Pape Gueye, que precisamente entró por el croata en el 55' tras un mal inicio de la segunda mitad.
Pegado a la derecha con balón, pero situado en parelelo con En-Nesyri (incluso más adelantado a veces) para liderar la presión tras pérdida fue el típico partido que parece que pasa desapercibido y no suele apreciarse hasta qué punto se vacía el de Quilmes. Después de un desgaste enorme, tuvo piernas y lucidez mental para anticipar el posible error de Unai Simón y Yeray, forzar el penalti y transformarlo para darle al Sevilla FC un nuevo triunfo que le acerca a Europa.
Se consolida por dentro, alejado de la banda y más liberado para moverse en busca de asociaciones que den fluidez en el último tercio de campo. A dos toques, control y pase o centro, como le gusta a Mendilibar, el gaditano se siente cómodo y asume el peso de la elaboración. De más a menos, le pasó factura el mal tramo colectivo en la reanudación y dejó su sitio al Papu.
Discreto partido del argentino, que empezó muy pegado a la izquierda pero se vio obligado a desgastarse persiguiendo al profundo De Marcos y cargó con una amarilla que empujó a Mendilibar a dejarle en el banquillo en el descanso. Antes de irse, dejó el único remate de su equipo, un cabezazo a centro de Suso que no pudo dirigir a portería y se fue desviado.
Llegó a San Mamés lanzado con seis goles en los seis últimos partidos y 17 tantos en su casillero (18 contando el que metió a medias con Maguire); pero en San Mamés apenas pudo amenazar con su buena zancada y no logró impulsar ninguno de sus vuelos sin motor ya tan conocidos.
La primera parte fue buena, aunque inofensiva. La segunda empezó mal, con menos posesión y más facilidad para sufrir atrás, algo que solucionó con cuatro cambios antes de la hora de juego. El mal llamado factor suerte deja de servir para un técnico que suma 13 puntos de 15 en LaLiga, tres victorias seguidas a domicilio, las tres con la portería a cero y tiene al equipo a diez puntos del descenso y a sólo cinco de Europa, además de venir de eliminar al United con un 5-2 para meterse en las semifinales de la Europa League.
Mendilibar le ordenó ser vertical y ayudar más a Acuña tras entrar por Lamela en la reanudación. Tuvo el 0-1 a la hora de juego en una contra vertical en la que el barbateño corrió rápido pero tardó en armar el disparo, haciendo bueno el esfuerzo de Dani Vivian para llegar a taponar su disparo
Perdió los dos primeros balones que tocó tras entrar en el 55' por el lesionado Navas, pero supo rehacerse y sacar a relucir su espíritu competitivo para mantener controlado a Nico aunque fuese a cambio de reducir bastante el nivel de profundidad que estaba aportando el capitán.
Dio muchísima consistencia a un Sevilla que había empezado la segunda mitad siendo superado con demasiada facilidad. Quizás hace tiempo que no deja ese alocado espíritu de 'box to box' que exhibió en sus primeros encuentros, con Sampaoli, pero estila jerarquía y dominio de su parcela.
Salió con la misión de acelerar el juego y ser bullicioso, cometido que cumplió con mayor o menor acierto. Tuvo sus más y sus menos con Yeray tras llevarse un regalito del central del Athletic no sancionado con falta por el árbitro.
Tuvo los últimos diez minutos tras suplir a un agotado Acuña, tramo en el que el brasileño se limitó a no correr riesgos.