Un nuevo 'acoso' a un Vinicius que ya tiene fecha de caducidad

No le hizo un favor Ancelotti en la previa poniéndole de ejemplo. Sobre todo, porque Vinicius no sabe llevar el papel de víctima. Tras la falta brutal que recibió de Gabriel Paulista ante el Valencia, el brasileño lo tenía todo a su favor para demostrar ante el Mallorca que está siendo 'acosado' por los rivales en cada partido. Pero, una vez más, demostró que le va la marcha.

Y empieza a no ser responsabilidad exclusiva del atacante blanco. Con todos los focos apuntándole cada semana, nadie consigue calmar sus temperamento en el campo. Ni siquiera su entrenador. Algunos lo han dado ya como una misión imposible, pero lo que está claro es que le está haciendo un flaco favor a su equipo en cada jornada, porque antes de iniciar el partido sus rivales ya saben cómo desesperarle y las aficiones rivales se frotan las manos sabiendo que responde rápido.

Ante el cuadro balear, Maffeo y Raíllo le han ganado la partida. Y lo peor es que en la única falta que ha cometido él ha visto su quinta cartulina amarilla y se perderá el encuentro frente al Elche en el Bernabéu. Fue en una acción al filo del descanso en una falta sin más al propio Maffeo, pero Hernández Hernández entendió que el contacto, sin balón por en medio, era mayor de lo que en realidad fue.

El plan del Mallorca con Vinicius estaba perfectamente diseñado. Cada vez que recibía el balón, saltaban chispas a través de empujones y brazos al cuello. Unas provocaciones que en vez de utilizarlas a su favor, le terminaron sacando del partido una vez más. Lo único que pudo sacar a su favor fue un penalti que, para colmo, erró Asensio.

Y lo peor es que Ancelotti cada vez se desespera más con los árbitros, lo que alimenta aún más las protestas del jugador sobre estos. Así, cuando el partido llegó al intermedio llegaría una nueva imagen del Vinicius provocador. Fue antes de meterse al túnel de vestuarios cuando, tras ser increpado por la grada, éste se metió señalándose el escudo del Madrid, lo que enfureció aún más a la parroquia mallorquinista.

Y cómo no, tras el descanso, el gesto del brasileño no pasó inadvertido para sus marcadores. Y el propio Raillo, en una falta, cogió su camiseta, agarró el escudo del Mallorca y se lo puso en la boca al jugador del Madrid para que lo besara. Una provocación más al jugador blanco sí, pero su comportamiento como regateador incansable sigue distando mucho del de las grandes estrellas. Tiene sólo 22 años, pero si alguien no lo corrige a tiempo, comienza a tener una fecha de caducidad inmediata.