La situación de James Rodríguez en el Rayo Vallecano ya no se puede definir como sorprendente, pero sí se puede tildar de inesperada. Arribado a la entidad madrileña como lo que es (una estrella mundial) no pocos pensaban que sería el timón del conjunto dirigido por Iñigo Pérez en cuanto se pusiese en forma. Pues bien, resultado que por el momento está más 'castigado' que otra cosa y, además, en dos direcciones.
Por un lado, y como era previsible, marcharse cada pocas semanas a jugar con la selección colombiana no le está ayudando lo más mínimo. En septiembre, poco después de firmar con su nuevo equipo, se dio el primer viaje; y un mes después, en octubre, repitió trayecto. Tal circunstancia hace que se vea castigado respecto a la inmensa mayoría de sus compañeros, quienes pasan esas dos semanas trabajando bajo el manto de Iñigo Pérez.
Lo cierto es que la papeleta del técnico de los vallecanos no es sencilla. Con un plantel que parecía cerrado antes de la llegada del cafetero, encajarle le está costando mucho. Ya sea porque ve mejor a otros físicamente o porque simplemente entiende que a nivel táctico le irá mejor con otros hombres. La cosa es que una vez más James parece el que se lleva el 'castigo' por un contexto que le está arrastrando a un cierto nivel de ostracismo.
Más allá de sensaciones, los números cantan. En lo que llevamos disputado de LaLiga EA Sports el '10' solo ha saltado al terreno de juego en cinco ocasiones, siendo titular únicamente en una de ellas. Además, el cómputo global de tiempo sobre el verde no supera los 115 minutos, siendo este un número que sorprende enormemente cuando en la última fecha FIFA James ha jugado casi 180 minutos... Sí, su participación con su selección es mucho mayor a la que vemos con su club.