La historia de amor entre Rafa Nadal y Roland Garros podría pasar a los anales del mundo del tenis. El tenista balear fue de los primeros en aterrizar en París. Quería volver a sentir esa sensación de pisar la tierra batida parisina, que tantas alegrías le ha dado, para volver a recuperar sensaciones. En el año de su retirada cada entrenamiento, cada partido y cada torneo se vive muy intensamente. Aunque ahora la posibilidad de que pueda dar marcha atrás es una realidad.
Después de marcarse un baño de masas tras uno de los entrenamientos previos a su debut ante Alexander Zverev el lunes, Rafa Nadal atendía a los medios de comunicación sorprendiendo con unas declaraciones sobre su futuro. La expectación por verle y por escucharle era máxima. Algunos hablan de que se ha desatado la 'Nadalmanía' sobre la capital francesa.
"Es una gran opción de que sea mi último Roland Garros, pero no lo puedo decir al 100 por 100, lo siento. No puedo predecir el futuro. No quiero cerrarme las puertas. Disfruto jugando a tenis, estoy viajando con la familia y disfrutando con ellos y no sé cómo responderé al jugar con menos limitaciones. Este sitio es mágico para mí. No quiero quedarme con la sensación de intentarlo solo una semana, no quiero quedarme con la duda. Llevo dos años sin jugar me he vuelto a lesionar. A lo mejor me vuelvo a lesionar y diría que no vale la pena. Hoy lo siento un poco distinto porque tengo menos limitaciones que hace tres semanas, pero la experiencia me dice que hay opciones de que esto vuelva a pasar", comentaba el manacorí ante los medios.
El cuadro que le ha tocado a Rafa es algo complicado, sobre todo desde el inicio, aunque hay quien habla de que podría haber sido peor. Su rival, Zverev, viene de coronarse en Roma. "Estaba jugando al parchís y me dijeron que jugaba con Zverev. Al no ser cabeza de serie lo podía esperar. Hay que aceptarlo porque no soy cabeza de serie. No sabes si es mala suerte. A priori no es un buen sorteo. Viene de ganar un Masters 1000 como el de Roma", destacaba Rafa.
Mientras que a Madrid ya parece haberle cerrado la puerta, Nadal no tiene del todo claro que 2024 sea su último año. "Madrid fue mi última vez, pero me he quedado sin jugar eventos que me hubiera gustado jugar. Tengo que explorar hasta dónde puedo ir", mencionaba.
Después de una decepción en Roma, Rafa sigue arrastrando algunos problemas físicos, aunque poco a poco va cogiendo mejor ritmo. Desde que se entrenó por primera vez en la Philippe Chatrier ha vuelto a recuperar sensaciones, venciendo en cada duelo que ha disputado. "Estas últimas semanas he estado muy limitado, con problemas en la cadera y en el abdominal. He jugado con poca movilidad y eso afecta al rendimiento diario Estoy ilusionado y soy consciente de que es una utopía, pero si no tuviera un mínimo de esperanza de jugar bien, no estaría aquí", desvelaba analizando sus problemas físicos.
Precisamente tras sus victorias en los entrenamientos ha hablado Nadal, aunque ha preferido mantener los pies en el suelo antes de ilusionarse. "Me dice que no estoy tan lejos. No soy una persona que se suela engañar, soy crítico conmigo mismo. Pero estoy siendo competitivo contra gente buena e importante. La pena es que estamos muy cerca ya y ha pasado durante muy poco tiempo. Es la primera semana que juego pensando en la pelota y en poco más. He estado mucho tiempo pensando en qué movimiento puedo hacer y cuál no. En Roma fue un desastre, lo intenté sin poder y mentalmente te va minando", finalizaba.