Han tenido que pasar casi 1.000 días, 932 concretamente, para que podamos ver a Paula Badosa en una nueva final de un torneo WTA. La tenista catalana, que rechazó jugar en los Juegos de París para tratar de sumar puntos, ya ha conseguido su objetivo y se ha metido en su primera final en casi tres años al derrotar en el WTA 500 de Washington a la norteamericana Caroline Dolehide por 6-3 y 6-3.
Badosa ha ido de menos a más en los tres últimos meses y, desde el WTA 1000 de Roma, viene exhibiendo el tenis que le llevó en su momento a ser la segunda mejor jugadora del mundo. Le faltaba un gran resultado y, a falta de que puede ser aún mejor en la final, en la capital estadounidense ya lo ha conseguido.
La tenista española nunca ha perdido una final, ya que ganó las tres que ha jugado hasta la fecha, en Belgrado e Indian Wells en 2021, y en Sidney en enero de 2022.
En esta ocasión su rival será la checa Maria Bouzkova, que daba la gran sorpresa en semifinales y derrotaba (6-4, 3-6 y 6-3) a la gran amiga de Badosa y verdugo este año en varias ocasiones, la bielorrusa Aryna Sabalenka
Bouzkova es una tenista a la que Badosa ha derrotado en las dos ocasiones en las que se han enfrentado, la última de ellas en la segunda ronda del Miami Open 2022.
"Hasta que no obtenga un gran resultado, no estaré contenta", decía Badosa hace unos días cuando le comentaban de su mejoría. El resultado ya está aquí. "Después de recuperarme de mi lesión, me sentí como un desastre. Me sentía lenta en la pista, no leía el juego tan bien como cuando lo dejé, fallaba golpes. Además, no tuve mucha suerte con los cuadros porque muy pronto me enfrentaba a jugadores top. No tuve tiempo de adaptarme y tener partidos acumulados", reconocía sobre un inicio de temporada muy irregular, que le pasó factura mentalmente.
En Roma, donde había cosechado su último gran resultado en 2023, todo cambió. "Creo que llegó un poco desde Roma, cuando mi cuerpo empezó a sentirse mejor. Estaba cogiendo velocidad y reaccionando un poco mejor. Creo que esa es la clave de mi juego, cuando me siento bien físicamente. Desde entonces, creo que mentalmente estoy cogiendo un poco más de confianza y ahora mismo creo que estoy jugando partidos bastante buenos contra buenas jugadoras. Estoy llegando a ese nivel”, señala la catalana, que no defiende nada de aquí a 2025 y que puede subir muchos puestos en el ránking WTA.