Una de las mayores rivalidades del mundo del tenis, quizá la más grande, es la que han tenido Rafa Nadal y Novak Djokovic durante su carrera. Y sí, han tenido porque no quieren volver a cruzarse, o al menos el español no tiene ganas de que suceda, pese a que es una opción que está sobre la mesa en el Six Kings Slam que empieza esta tarde en Riad y que va a reunir además de a las 21 leyendas, a Carlos Alcaraz, Jannik Sinner, Daniil Medvedev y Holger Rune. Y aunque puede que se de el 61º partido entre los dos máximos ganadores de Grand Slams, es complicado que ocurra.
Para Nadal, ya han jugado "las suficientes veces", y no cree que necesiten "jugar de nuevo", pese a que haya sido quizá el mayor reto al que jamás se haya enfrentado. "Siempre ha sido un gran reto. Ha sido un gran rival y un jugador que siempre me ha llevado al nivel más alto, hasta el límite. Creo que es una sensación que compartimos con Novak y con Roger, que nos hemos llevado mutuamente a otro nivel". Esto se debe a que los tres han ido mejorando para ser capaz de competir con el otro y "poder tener éxito", y ya ha tenido bastante. "Claro que he disfrutado de esa rivalidad. Lo bonito del deporte es intentar ser mejor cada día. Tener grandes oponentes delante te hace tener una mejor perspectiva de cómo tienes que hacerlo".
Si se cumplen los deseos del balear, el cara a cara entre ambos se saldrá con un balance de 31 victorias del de Belgrado y 29 para el español, pero especialmente fresco está el recuerdo de lo que sucedió en la Philippe Chatrier, la pista fetiche de Nadal, donde en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de París 2024, consiguió un triunfo muy muy destacado el balcánico, que arrolló al 14 veces ganador de Roland Garros en dos sets, para unos días más tarde conseguir el oro olímpico y rematar aún más una carrera de leyenda.
Y lo más probable es que no se llegue a dar la circunstancia de que se midan, ya que para que eso pase en Riad deberían ganar uno a Sinner (Djokovic) y otro a Carlos Alcaraz (Nadal), y visto lo visto en los últimos meses, las dos parecen cuando menos complicadas. No obstante, después de dos décadas viéndolos hacer locuras en las pistas, es imposible dar nada por hecho.