La
UEFA confía en que la final de la
Supercopa de Europa que jugará el
Sevilla FC ante el campeón de la
Liga de Campeones, el
Bayern de Múnich, pueda celebrarse como estaba previsto el jueves 24 de septiembre en
Budapest, a pesar de que Hungría ha cerrado sus fronteras a los extranjeros debido al aumento de casos de coronavirus.
Desde ayer, solo los extranjeros con motivos justificados pueden viajar a
Hungría, y no está claro si eso servirá para los aficionados y jugadores de fútbol.
"La UEFA está
trabajando en estrecha colaboración con la Federación de Fútbol de Hungría para tomar medidas que garanticen la salud de todos los espectadores y participantes en el juego. Las condiciones de entrada a Hungría para varios grupos objetivo (jugadores, socios, personal, medios de comunicación y aficionados) y también forman parte del debate", confirma la UEFA.
La Supercopa originalmente iba a tener lugar en la ciudad portuguesa de Oporto, pero se trasladó a Budapest debido a la pandemia. La UEFA tiene previsto dejar entrar a varios miles de aficionados en el
Puskas Arena de Budapest; hasta el
30 por ciento de los más de 67.000 asientos, alrededor de 20.000, se llenarán.
Eso abría
la posibilidad a que los aficionados sevillistas, que llevan sin ver a su equipo desde el mes de marzo, pudieran viajar y ver el partido, algo que ahora está en entredicho con la medida adoptada por el Gobierno húngaro. Se ha hablado de llevarse la final a Lisboa, pero de momento la UEFA mantiene Budapest como sede del partido.