Impresionable, lo que se dice
impresionable, no es. Le sobra experiencia y callos en la piel. Ha superado duros retos personales para viajar por todo el planeta con su amado
Sevilla FC y con la
selección española, además de para jugar cuatro años en la
Premier League inglesa. Da nombre al estadio principal de la ciudad deportiva que le ha visto crecer.
Ha batido prácticamente todos los récords, ha sumado seis títulos como nervionense, tres con el City y puede presumir de ser
campeón de Europa y del Mundo con España. Precisamente
por todo eso dicen tanto las lágrimas de Jesús Navas tras el pitido final de las vibrantes 'semis' de la Europa League contra el
Manchester United.
Su
emocionado llanto, celebrando con euforia desatada el 2-1 contra el poderoso semifinalista inglés, revela el sufrimiento que conlleva
volver a rozar la gloria continental. Eso y que Navas siente que la de este convulso año
es 'su final'. Será
la tercera que dispute con el Sevilla -ganó dos veces la antes llamada Copa de la UEFA, además de otras dos de la Copa del Rey y de dos Supercopas, una de Europa y otra de España-, pero
la primera en la que portará el brazalete de capitán. Y la posibilidad de levantar
al cielo alemán la Sexta hace que todos sus impresionantes logros pasen a un segundo plano.
A todo ello se añade el
enorme componente afectivo y la sensación de familia que ya tenía este vestuario pero que se ha magnificado en esta concentración en tierras germanas, con un único pensamiento en la mente de toda la expedición. Estas
más unidos que nunca como se ha visto en el
recibimiento de Gudelj, tras su positivo en coronavirus, y con
el apoyo mostrado por Vaclik desde la suplencia a un espectacular Bono.
Con 34 años,
sabe que no puede dejar escapar esta oportunidad. Hace justo 10 años que levantó su último título con el Sevilla (la Copa de 2010 ante el Atlético, con golazo incluido) y se derrite sólo con pensar en la posibilidad de sentirlo
con el '16' de su amigo Antonio -el que abrió la Puerta de la Gloria- a la espalda y como representante de toda esa afición que les empuja desde muy lejos.
Lo resaltó él mismo, días atrás,
en una entrevista para el portal de la UEFA: "Nos ha traído mucha alegría.
Estamos muy entusiasmados cada vez que jugamos en la Europa League. Ahora estamos en esta situación única y esperemos llegar a la final". "En estos momentos difíciles que estamos viviendo todos, ganar la Europa League para la afición y para todos nosotros sería genial. También
sería especial, como capitán y como alguien de Sevilla, levantar el trofeo.
Sería muy bonito para mí".
Pocos entienden el sentir de Navas como Éver Banega. El cerebro argentino, otro genio, se afana en
despedirse por la puerta grande de la entidad en la que por fin pudo asentarse y
no pudo reprimir compartir la emoción con el 'Duende' de Los Palacios, con quien se enfundó en un abrazo que habla de este equipo más aún que sus logros.
, captadas por las cámaras de los fotógrafos de la UEFA y del club nervionense, que refleja el sentir y
la pasión de Jesús Navas.