El coronavirus se ha convertido en una pandemia que ha afectado de lleno también al mundo del fútbol, provocando la suspensión de las competiciones y trayendo consigo una
crisis económica que hace temer a todos con que la burbuja, sustentada principalmente por los derechos televisivos, pueda llegar a pincharse.
La inestabilidad creada y la
incertidumbre en cuanto al retorno y la finalización de la actual temporada ha hecho tambalear el mercado, viéndose
devaluado el valor de sus activos, unos futbolistas que trabajan como pueden en casa para intentar mantener la forma y, por tanto, también su caché.
Sin ir más lejos, en lo que a valor de su plantilla se refiere, según las estimaciones de la web especializada Transfermarkt.
El fenómeno, lógicamente, no se reduce al plantel blanquirrojo, sino que tiene un carácter global que perjudica a todos a la hora de vender... pero que beneficia a la hora de acudir a comprar. Y eso es, precisamente, lo que le ocurriría al Sevilla FC a la hora de intentar hacerse con los servicios de
Ivan Rakitic durante la próxima ventana de transferencias.
A sus 32 años, el croata afrontaría su último año de contrato como culé, habiendo manifestado, además, que no tiene intención de ser utilizado como moneda de cambio. Es decir, que
tiene la sartén por el mango. Algo a lo que hay que sumarle ahora la deflación del mercado como consecuencia del Covid-19.
De ahí que
su valor de mercado actual sea de 20 millones de euros, cinco kilos menos que el pasado enero, y justo la mitad de lo que marcaba el pasado verano, cuando estaba valorado en 40 kilos.
Una cotización a la baja que pone a Rakitic a precio para el Sevilla FC, lejos de los 25 kilos que semanas atrás pretendían sacar por él en Can Barça, después de que el croata hubiera rechazado una oferta de la Juve, que daba 42 kilos.
Las presiones de Rakitic para acercarse a Nervión y la situación actual
han llevado al Barça a ir matizando sus exigencias, hasta el punto de manejar ahora los 15-20 millones como llave para su traspaso.
El principal problema, eso sí, sigue radicando en el caché del futbolista, que percibe como azulgrana una ficha de casi ocho millones de euros netos. Un sueldo totalmente imposible para las arcas del Sevilla FC, aún más ahora.