Puede parecer
un fichaje caro, si se atiende a que se trata de uno realizado durante un mercado generalmente de 'parches' -de cesiones- y a
su precio (20 millones de euros), pero
podría ser realmente barato teniendo en cuenta que ése es ya su valor de mercado, que
sus honorarios son bajos (1,5 millones netos por temporada), que ha firmado por cinco años y medio y que promete bastante, por
su juventud (22 años) y
tremendas condiciones (físicas). Porque
Youssef En-Nesyri es, ahora mismo,
más una promesa que una realidad. Más
un delantero que un extremo. Y
más para llegar -al área- que para estar.
Es difícil saber si En-Nesyri vale más que Dabbur y Chicharito juntos, si es que no llega nadie más para reemplazarlos, pero sí se puede asegurar, con rotundidad, que
es mejor futbolista que ambos para la idea unidireccional de Lopetegui. En-Nesyri
pelea sin balón y ataca, por
velocidad y potencia, mejor si es en carrera, tanto por abajo como por arriba (
gana cuatro balones aéreos por partido), si bien no es un atacante para jugar en espacios reducidos (eso tiene que ver más con el instinto y la colocación)
ni es de sus mejores virtudes la capacidad asociativa, lo cual podría invitar de manera peligrosa a Lopetegui a dejar a ocho atrás y a los dos 'bichos', Ocampos y En-Nesyri, buscándose arriba la vida.
Un argumento pobre, principalmente para jugar en el Sánchez-Pizjuán, donde por ello no le está yendo al Sevilla FC del todo bien. Entre los tres hombres de ataque del equipo nervionense solía haber ya poca relación y el marroquí es un alma libre.
El ya ex del CD Leganés
protege bien el balón y
tiene un fuerte golpeo, aceptable en cuanto a precisión (casi la mitad de sus disparos van entre los tres palos), pero
asiste casi mejor con la testa (realiza interesantes dejadas y
será importante a balón en las acciones de estrategia) que con los pies (sólo entrega al compañero el 57% de sus pases).
A priori, En-Nesyri llega para ser '9', aunque incluso ahí tiene
tendencia a caer a alguna banda (sobre todo a la derecha) para arrastrar al central, agenciarse metros para
correr fuera-dentro y buscar el disparo con su zurda, teniendo ahí mayor ángulo.
En el caso de que jugase en la banda, a pierna cambiada y con Ocampos en el carril diestro, haciendo lo propio
, De Jong acabaría siendo más un estorbo para ambos que un buen socio, dado que el traje de Benzema le queda enorme al holandés, pese a medir casi dos metros.
Es decir, que o bien Monchi está plenamente convencido de que En-Nesyri tiene condiciones para aportar ya el gol que hacía falta antes de su llegada,
en un contexto adecuado y más disciplinado tácticamente (los norteafricanos suelen serlo poco, aunque él ha dado pronto el salto a Europa), o bien tiene aún guardada una carta bajo la manga y piensa traer
un atacante más, con una capacidad asociativa que aporte más variantes al ataque, ya que al marroquí, con unas tremendas condiciones sobre todo para atacar espacios,
le falta ese pegamento y el equipo volvería a correr el riesgo de atacar una y otra vez del mismo modo, sin dejar de ser predecible, como hasta ahora.