Ha sido, sin duda, el mejor fichaje de
Caparrós en su breve etapa al frente de la dirección deportiva. Una operación con beneficios recíprocos, pues al firmar por el
Sevilla el pasado verano,
Tomas Vaclik impulsó su carrera al "siguiente nivel", como él mismo lo define. El meta cayó de pie en Nervión y su gran rendimiento, de más a menos a lo largo del curso, le ha permitido ser reconocido como el mejor jugador de su país tanto por la prensa como por la propia federación checa.
"Este es mi trofeo más valioso. Nunca pensé que podría ganar una de esas dos encuestas, y mucho menos las dos en un año. Me alegro de haberme equivocado en este caso", aseguró el ex del
Basilea al recoger su galardón, en una conferencia de prensa en la que destacó que en "la primera mitad del año, como equipo y personalmente, lo pasamos muy bien".
La temporada, sin embargo, no acabó como todos deseaban en
Nervión, admitiendo el checo ese regusto final agridulce. "En la primavera, debido a la lesión contra el
Slavia, no pude participar en todos los partidos, y además no pudimos cumplir los objetivos de avanzar en la
Europa League y meternos en
Champions. Teníamos una ventaja de aproximadamente 11 puntos con el
Valencia, que terminó en cuarto lugar al final, pero en febrero y marzo perdimos muchos partidos, como el desafortunado en Praga", explicó el cancerbero, que confía en la llegada de
Monchi de cara al próximo ejercicio, a la espera de conocer también los planes del nuevo entrenador: "Es un gran nombre en el Sevilla, estamos esperando que comiencen los movimientos. Los objetivos volverán a ser los mismos que en la temporada pasada: clasificarnos para la
Liga de Campeones y ganar la
Europa League".
De momento, eso sí,
Vaclik tiene los cinco sentidos puestos en los encuentros ante
Bulgaria y
Montenegro que disputará con su selección, con la que quedará concentrado este lunes. "Tenemos que sacar estos partidos si queremos pensar en jugar la Eurocopa", sentenció.