Ha llegado la hora de resurgir. En El Alcoraz, el
Sevilla afronta una 'final' con todas las letras. No hay excusas que valgan. Un candidato a la Champions no puede permitirse seguir en caída libre y sin frenos. O de lo contrario, el puesto de
Pablo Machín comenzará a peligrar. Porque sólo quedan trece jornadas y urge reaccionar, después de una racha que ha llevado a los nervionenses a sumar un punto de los últimos 12, o seis de 27, como prefieran. Con un parcial u otro, la caída es evidente, y el técnico soriano está obligado a dar con la tecla para que su equipo cambie el paso.
El colchón fue menguando hasta desaparecer por completo y el conjunto nervionense, a día de hoy, es uno más en la concurrida batalla por
Europa, que entre el cuarto clasificado y el décimo tiene hasta a siete equipos en seis puntos.
Fuera de la
zona Champions después de 18 jornadas seguidas, a dos puntos del cuarto y con sólo uno de ventaja sobre el séptimo, que es precisamente su eterno rival,
Huesca debe ser el necesario punto de inflexión de un equipo que no gana lejos del Pizjuán en
Liga desde que lo hizo en Eibar a final de septiembre, hace ya cinco meses. Desde entonces, cuatro empates y cinco derrotas, cuatro de ellas seguidas y sin ver portería. Números, en definitiva, más propios de un colista. No en vano, el
Huesca ha sumado más puntos que los sevillistas en este aciago 2019. Eso lo dice todo...
Pero dicho esto, este
Sevilla viene de demostrar que no está muerto. Al refugio de su gente, donde ya tampoco gana, puso contra las cuerdas al
Barça mientras le aguantaron las fuerzas y hasta que
Messi quiso. Ese día,
Machín buscó un giro de tuerca con un cambio de sistema que convenció, si bien admite que el hecho de prescindir de su 'inamovible' zaga de tres centrales fue más bien un movimiento puntual.
Hoy, sin embargo, está pendiente del estado de
Mercado y
Wöber, que viajan entre algodones, para saber si puede volver a su esquema habitual, actuando uno de ellos junto a
Kjaer y
Sergi Gómez, o vuelve a poner en liza una línea de cuatro atrás. Lo que sí parece claro es que
André Silva volverá a un once donde la principal duda radica en el centro, con
Banega y
Sarabia a priori fijos y
Marko Rog discutiéndole un puesto a
Roque Mesa, ambos en principio por delante de un
Mudo Vázquez muy apagado en las últimas citas.
Enfrente, al mejorado Huesca, donde
Yangel Herrera suplirá al lesionado
Rivera como pivote, sólo le sirve también la victoria para seguir soñando con una lejana salvación. Una 'final' sin medias tintas para ambos.