Su
estreno no pudo ser más
halagüeño. Apenas diez días después de ponerse a las órdenes de
Pablo Machín, casi sin tiempo para aclimatarse al equipo y al sistema,
Max Wöber partió como
titular ante el
Levante, el pasado sábado, y
cumplió con nota. Contundente y concentrado en
labores defensivas, también mostró un elevado porcentaje de
acierto en el pase e incluso se animó a sumarse al ataque,
rompiendo líneas con una larga conducción para acabar rozando el gol con un ajustado chut.
Dicha acción propició que el joven defensor procedente del
Ajax, de sólo
20 años, recibiera su
primera gran ovación por parte de una afición que
hace tres décadas vivió la llegada del
primer austriaco de la historia sevillista, quien dejaría una profunda huella a la postre.
Toni Polster jugó
tres temporadas con la casaca blanquirroja, en las que disputó
102 partidos y anotó
55 goles, llegando a un total de
83 dianas en su paso por España tras militar también en
Logroñés y
Rayo. Sin duda, el austriaco con mejores números en nuestro país, donde no ha habido muchos futbolistas de dicha nacionalidad, por encima del ex barcelonista
Johann Krankl, que fue
Pichichi en la
78/79 e hizo un total de
34 goles en
46 partidos.
Wöber, de hecho, es sólo el
decimoséptimo austriaco en jugar en Primera, y el tercero en debutar en este siglo, tras
Ivanschitz, que jugó dos cursos en el
Levante, y el ex madridista
Kovacic, croata pero nacido en Austria. No hay muchos más conocidos. El ex colchonero
Rodax,
Kühbauer, ex de la Real,
Kurt Jara, que militó en el Valencia, o el ex meta del Zaragoza,
Konrad. Pero el referente de Wöber está claro. También fue sevillista y el mejor austriaco que ha visto LaLiga.