Por todos es sabido que
Jorge Sampaoli tiró de
Juan Manuel Lillo para que el vértigo de sus equipos, inspirado en
Marcelo Bielsa, ganase en
juego de posición y de posesión. "Todo lo que inicia bien, acaba bien", repiten ambos para hacer ver a sus pupilos que salir tocando desde atrás en corto es
la mejor manera de llegar con claridad arriba.
Con esa filosofía, el equipo nervionense se ha convertido en
el tercer equipo de LaLiga con más posesión (56,9%), sólo superado por
Barça (61,9%) y
Las Palmas (57,2%), y el cuarto en precisión de pases (81,7%), por detrás de los canarios (84,4%), los culés y el
Real Madrid (86,5%). Es habitual ver a un Sevilla
instalado en campo rival, con muchos jugadores por delante del balón, pero
ante el Eibar no fue así, y eso
crea inquietud en Sampaoli y, sobre todo,
en Juanma Lillo, el abanderado de este estilo. "Más allá del resultado, hay que valorar más cosas.
Cuando te neutralizan, hay que jugar de otra manera. Son aprendizajes. El desarrollo, desfavorable pese a las ocasiones", reconoció tras el encuentro el de Casilda, quien tampoco pudo ver en Las Palmas el juego que tanto le gusta.
Pero con el Eibar fue más complejo. Sus pupilos
nunca pudieron someterlo y tuvieron que
saltarse la segunda línea, con
pases largos, en desamasiadas ocasiones y con muchísimos
balones entregados al rival (gráfico 1). Eso provocó que fuese
el partido de Liga con un menor acierto en la entrega por parte del Sevilla
(71%), muy alejado del
89% que registró ante el Alavés (casa) o el
86%, ante Las Palmas (casa), Deportivo (fuera) y Espanyol (fuera).
Ante tamaño acoso,
Sampaoli mandó a Samir Nasri a inciar las jugadas y, durante muchos momentos, se vio al marsellés
incluso por detrás de N'Zonzi, bajando en ocasiones a recibir al borde del área
(gráfico 2). Pero el '10' apenas acertó a entregar
35 balones de forma correcta, cuando contra el Villarreal, por ejemplo, alcanzó los
105.
En general, todos los futbolistas blanquirrojos estuvieron muy imprecisos, empezando por un
Sergio Rico llamado a iniciar el juego con su primera pase y que ante el Eibar se quedó en un
44% de acierto
(gráfico 3), pese a que muchos de esos balones trató de entregarlos cerca de su zona. Otro que lo pasó realmente mal, ante la presión de
Sergi Enrich, Adrián González, Gonzalo Escalante y compañía, fue
Clement Lenglet, con sólo un
59% de precisión, de ahí, problablemente, que el ex del Nancy dijese tras el partido que tiene que "seguir mejorando".
Sólo cambió el panorama con la entrada de un
Matías Kranevitter (88%) que se posicionó de manera brillante (suyo fue el robo del 2-0) y que la entregó fácil, permitiendo a
N'Zonzi liberarse para correr y buscar a
Jovetic para que el montenegrino corriese y asistiese a
Vitolo.
Fue el desquite para el equipo, pero Sampaoli y Juanma Lillo
se fueron intranquilos. Sobre todo, el tolosarra, quien suele decirle a los jugadores:
"¿Queréis jugar en largo? No hay problema, pero debéis saber una cosa: la pelota que viaja rápido, más rápido vuelve". El sábado ocurrió precisamente eso, y el Eibar acabó disparando tantas veces como el Sevilla (11). Sampaoli no puso paños calientes:
"Hay que mejorar aspectos del juego". Ante el Leicester, la primera oportunidad.