Walter Montoya: "Ir a Rosario fue muy duro, pero luego llegó la recompensa"

Walter Montoya: "Ir a Rosario fue muy duro, pero luego llegó la recompensa"
Montoya espera su debut con el Sevilla. - Redacción
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 3 min lectura
El punta argentino Walter Montoya aseguró que su decisión de ir a Rosario con trece años fue muy dura, aunque "luego llegó la recompensa" de convertirse en futbolista profesional y ahora haber recalado en el mercado de invierno en el Sevilla de su compatriota Jorge Sampaoli.

Montoya recordó sus difíciles comienzos en declaraciones a la televisión del club y evocó lo duro que le resultó de niño emigrar a una ciudad a 800 kilómetros de su Machagai natal, donde dejó a su familia y que abandonó para vivir en una nueva ciudad "tan grande, terrible" para vivir en una pensión y estar "meses sin salir".

Una vez en Rosario, pasó de jugar de mediapunta en Machagai a hacerlo de '4' en Asociación Atlética por indicación del técnico Jorge Bernardo Griffa, quien fue zaguero del Atlético de Madrid en la década de los sesenta del siglo pasado y con el que, entre otros títulos, fue campeón de Liga en España

"Faltó un compañero que jugaba de defensor y el técnico me preguntó si podía jugar ahí y yo le dije que quería jugar y no me importaba dónde. Jugué todo el tiempo de '4'. Crecí rápido allí, siempre jugaba con una categoría o dos más que la mía", señaló Walter Montoya, quien con 18 años fue fichado por Rosario Central.

En esa nueva etapa, adelantó su posición a la de volante y, según dijo, ahí siguió hasta que tres años más tarde recibió la llamada del Sevilla el pasado enero, operación que "se dio muy rápido" y en la que fue a Sevilla con lo puesto y en la que no trajo "casi nada de ropa" porque no sabía lo que iba a pasar.

"Dependía de la salida de otro jugador. Si tenía que volver a Rosario, tampoco era malo, pero estando aquí, quería quedarme", agregó el punta, quien destacó el ambiente que se ha encontrado en Sevilla y el recibimiento "espectacular" que ha tenido, "no sólo los argentinos", sino todos, a los que calificó de "buenas personas y buena gente".