El Movistar Team aún está inmerso en el final de la temporada ciclista 2024, con sus corredores inmersos en diversas competiciones a lo largo y ancho del mundo, pero no por eso han descuidado el futuro y por eso están mirando con profundidad el mercado de cara a incorporar a corredores que puedan ser importantes el próximo año. Es cierto que van a perder mucho con las salidas de Oier Lazkano o Álex Aranburu, pero también se han reforzado con Orluis Aular primero, y ahora con un nombre de los más exótico como el eritreo Natnael Tesfatsion, el primer africano de la historia de la entidad.
Con esta incorporación ya son 32 los países que han vestido en la historia el maillot telefónico, además de que será muy reconocible, ya que Tesfatsion es el actual campeón de Eritrea, y lleverá la bandera en el maillot. El ciclista fue muy destacado en su etapa como sub23, con esperanzadores resultados para las estructuras de Qhubeka (2019-20) y Androni (2021-22), por ejemplo dos generales en el Tour de Ruanda o podios en las italianas Adriatica Ionica Race y Giro dell'Appennino. Mientras que en su adaptación al WorldTour, en las filas del Lidl-Trek, de donde procede ha ido poco a poco, siendo segundo en la clásica de Geelong, 3º el año pasado -tras Alaphilippe y Carapaz- en una etapa del Critérium du Dauphiné.
Natnael está encantado de llegar a un equipo que conoció a principios de campaña en el Tour Down Under y le dejó "muy buena impresión”. "Son un equipo fuerte, con un gran ambiente, y tengo ganas de aportar mi esfuerzo y seguir mejorando resultados". Es un ciclista potente, que sube bien y es lo suficientemente rápido para sumar algún triunfo, que sería su primero en la máxima categoría.
Lo que está claro es que al Movistar aún le queda un gran fichaje que termine de acicalar un bloque que cuanto menos tiene buena pinta, y entre las opciones hay un nombre que sobresale por encima del resto. No es otro que Pablo Castrillo, que tras ser la sensación de la Vuelta y acudir con España al Mundial, parece hecho. Aunque puede que no solo sea este y la cosa vaya un poco más allá, soñando con una estrella. El ejemplo sería Maxim Van Gils, a quien se relacionó fuertemente, pero al final parece que se ha terminado por caer, lo que vuelve a abrir el abanico.