Tan solo habían pasado treinta y seis horas desde que corriera y ganara la final del 1.500 de la Diamond League de Bruselas, pero eso no fue un impedimento para Jakob Ingebrigtsen de intentar un nuevo reto antes de ponerle fin a su temporada. Y no era otra cosa que debutar en la media maratón, para lo que eligió la ciudad de Copenhague, pero las cosas no fueron todo lo bien que esperaba el noruego, quienes sin duda, una de las grandes caras del atletismo actual.
El noruego hizo su debut en la distancia concluyendo en el puesto 34 con un tiempo de 1h03:13, en una carrera que ganó el keniano Sebastian Sawe. Pero no parecía que iba a ser así, puesto que Ingebrigtsen comenzó la carrera a un ritmo muy alto de 2:45 el kilómetro, siempre en el grupo de cabeza, pero a mitad de recorrido en torno al kilómetro 10, se paró y amagó con la retirada, pero decidió retomar su camino más lento, sin aspiraciones de ganar, y terminó entrando en meta en 1h03:13. Mientras el ganador fue el keniano Sebastian Sawe, que paró el crono en 58:05, por delante del ugandés Jakob Kiplimo (58:09), segundo, y del también keniano Isaia Lasoi (58:10). Por su parte, en en la carrera femenina el triunfo fue para la keniana Margaret Chelimo (1h05:11), seguido de sus compatriotas Judy Kemboi (1h05:43) y Catherine Reline (1h06:09).
Si hay en el mundo un atleta competitivo y ávido de probar cosas nuevas, ese es sin duda el nórdico, que ya cambió el 1500 por el 5000 y siguió ganando -en ambos- y ahora quiere hacer lo propio con distancias algo mayores, aunque no será en la ruta, al menos por ahora, porque el experimento le ha salido mal. "Intenté estar arriba en el grupo de cabeza pero mis piernas estaban demasiado cansadas. Durante el recorrido mucha gente me animó a seguir. 21 km es definitivamente demasiado largo. No volveré a intentarlo en un par de años. Fue divertido pero duro. Esto no es lo mío, al menos por ahora".
Y es que por condiciones si que le debería dar de sobra para estas distancias, pero tiene que entrenarlas, algo en lo que se centrará dentro de unos años, cuando termine de arrasar en la pista, donde le quedan retos, como el récord del mundo de 1500, que varias veces ha rozado, o por qué no, un salto más pequeño hasta el 10000.