Asegura "Chito" que su carnet miente cuando anuncia a bombo y platillo que tiene 40 tacos. Dice tener bastantes menos -o así lo siente-, vividos principalmente entre Ronda, Algeciras, Dublín y Londres. Ocurre que, de un tiempo a esta parte, los fines de semana le llevan a algún lugar de la geografía de España. Unas veces al sur, otras al norte. Allí donde hay una carrera, micrófono en mano, su oficio le permite bucear en la emoción de aquellos que culminan su gesta. ?Da igual si se llama Kilian o Lola?, remarca.
En las próximas semanas, dada la pandemia de COVID-19, Chito no podrá poner voz a las historias que deportistas afamados y corredores populares construyen para él zancada a zancada. Tardará probablemente varias semanas en volver a tropezarse con nuevos relatos, por la masiva cancelación y aplazamiento de eventos deportivos.
Las medidas de contención del coronavirus implementadas por el gobierno pospondrán la emisión de dorsales, con una afectación directa sobre el entramado empresarial que se teje alrededor del ?boom? de las pruebas ciclistas o de las carreras por asfalto o montaña.
Muchos pequeños empresarios de sectores tan diversos como el cronometraje, la movilidad, la alimentación, el diseño, la seguridad, el alojamiento o la comunicación padecerán en primera persona la paralización de la vida deportiva. Y es que no solo se contarán pérdidas millonarias en las oficinas del Wanda Metropolitano, del Camp Nou o del Santiago Bernabéu; también en los hogares de muchos autónomos que tienen en el deporte su principal fuente de ingresos, ya sea de manera directa o indirecta.
"Va a ser un palo duro", asume Chito. "Llegan días de comer macarrones con atún, de no viajar, de no salir. Pero al menos estoy sano y no he cogido el bicho todavía", bromea.
A Aitor Calle la situación le sobreviene en plena cuenta atrás hacia la primera edición de El Mito, una prueba de bicicleta de montaña que prevé unir las dos orillas del Estrecho de Gibraltar, en tres etapas, entre el 5 y el 9 de junio. Es una adaptación a las dos ruedas de Eurafrica Trail, la aventura intercontinental que organiza cada mes de octubre desde 2015.
Los cimientos de su puesta en marcha eran sólidos: meses de trabajo, decenas de reuniones y cientos de horas de preparación, que ahora se ven envueltos por grandes dosis de incertidumbre.
"En esta crisis, nuestro mapa mental cambia de golpe. Cambia la escala de los problemas. No puedo plantearme la realidad de lo que está pasando como hace diez días. Ni siquiera sé si van a mantenerse nuestros proveedores. Imagínate que Tempo Finito ?empresa de cronometraje- tiene algún contrato con administraciones públicas o con empresarios que caen de repente. Está todo conectado. No sé si podremos mantener los proveedores o si los patrocinios que están cerrados se van a poder cumplir", reflexiona el promotor de eventos deportivos.
El apoyo que las instituciones brindan a este tipo de actividades podría quedar en entredicho por esta situación inesperada, que amenaza la vida de todo un país. Las partidas destinadas al desarrollo y promoción de eventos deportivos podrían decaer en favor de otros fondos de ayuda.
"El gobierno de Marruecos, por ejemplo, se encuentra con la papeleta de que va dos semanas por detrás de nosotros y va a tener que dedicar recursos económicos y personales a mitigar esta situación. Cuando lleguemos a mayo, ya no van a tener la posibilidad de ofrecernos servicios. Por eso vamos a reunirnos para diseñar tres escenarios. Puede ocurrir que esto pase en 15 días y pueda mantenerse más o menos la normalidad, aunque es lo menos probable, la verdad. El plan B es hacer El Mito solo en suelo europeo. El plan C sería cancelar el evento", adelanta.
A nivel de patrocinio, la prueba ya nacerá debilitada por el cierre del tráfico entre España y Marruecos. La prohibición de entrada de barcos dejará durante algunos días sin ingresos a la naviera FRS, llamada a ser el principal colaborador de la prueba. La organización es consciente asimismo de que los corredores se vuelven conservadores en un momento como el actual, plagado de incógnitas. Es improbable que inviertan su dinero en una inscripción cuando el horizonte a dos o tres meses es incierto.
"Lo es para nosotros, los organizadores de carreras. Pero también para el frutero de Cortes de la Frontera, al que le compramos comida durante el evento. Nosotros intentamos que todos nuestros proveedores sean locales, ya hablemos de logística, de alojamiento, de diseño o de marketing. Es un palo para todos", afirma Aitor Calle.
De golpe cerró la estación de esquí de Cerler, donde en los últimos días debían disputarse la Pitarroy o el Campeonato de España de esquí de montaña. Mediante la repentina clausura de la temporada invernal, el Valle de Benasque decidió protegerse de la pandemia.
Regresaron a sus casas los grupos escolares y las familias que llenaban los hoteles y los restaurantes atraídos por la oferta del deporte de nieve. Aquellos turistas que estaban por llegar procedieron en masa con la cancelación de sus reservas.
"Nosotros pasamos de tener un fin de semana con la previsión de completo a cerrar por precaución el restaurante y las habitaciones, antes incluso de que se implementase a nivel nacional el estado de alarma. El sábado por la noche ya no dimos cenas", cuenta Jacinto Escartín, quien regenta el restaurante La Llardana.
La copiosa nevada de esta misma mañana habría hecho que esta temporada fuese "una de las mejores de la historia" en los Pirineos, según apunta José María Ciria, presidente de la Asociación Turística y Empresarial del Valle de Benasque. "Pero la responsabilidad llama a hacer lo que hemos hecho. El pueblo está desierto, cada uno en su casa. La gente sabe que tenemos que hacer caso de lo que mandan las administraciones y dejar pasar este tiempo de cuarentena. Yo pienso que la Semana Santa está perdida también. Creo que la recuperación podría producirse en el mes de junio, después de un gran bache, que deberá ser mitigado con ayudas a los trabajadores y a los empresarios", demanda.
Le queda entretanto al pequeño empresario aceptar esta inesperada problemática, inexistente hace diez días, y esperar paciente con el deseo de que no se tambaleen los cimientos de su negocio y su vida.
"Yo, que soy un optimista por naturaleza, espero que todo vuelva pronto a su cauce. Lo que necesito para afrontar esta crisis, que no solo es para mí sino para todos, es paciencia. Haremos lo que podamos, seremos optimistas y miraremos al futuro con esperanza porque es lo que procede ahora", subraya Chito.
Lucía Santiago