Francisco Morillo Suárez, el hombre encarcelado como presunto autor del crimen perpetrado en febrero de 2016 sobre una joven que había
ingerido medicamentos para intentar acabar con su propia vida en el
parque de María Luisa de Sevilla, ha insistido este lunes, durante la primera jornada del juicio en la Audiencia Provincial de Sevilla, en que las
relaciones sexuales con la víctima fueron
consentidas, por lo que una vez concluidas las mismas se marchó a casa porque "no tenía miedo" y "no había hecho nada malo".
De este modo, y durante su declaración en el juicio que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia, el acusado ha relatado que el día de los hechos
discutió con su pareja sentimental y, por este motivo, decidió salir de casa para "despejarse", de manera que tomó "cuatro o cinco cervezas", varias copas de ron y cocaína antes de dirigirse al parque, donde llegó sobre las 21:00 y las 21:30 horas y se encontró a la chica sentada en un banco y algo "alegre", lo que atribuyó a que habría bebido alcohol.
Tras entablar una conversación con ella, ha asegurado que decidieron de
mutuo acuerdo mantener relaciones sexuales, de manera que, una vez concluidas las mismas, se despidieron y salió del parque para volver nuevamente a su casa, señalando que en ningún momento observó ningún rastro de sangre en la joven ni ésta le dijo que quisiera suicidarse ni que hubiera tomado en ese momento pastillas para lograr tal fin.
Durante la primera jornada de la vista oral, y como cuestión previa, el abogado del acusado ha planteado la "ruptura" de la cadena de custodia respecto a los vestigios hallados en el lugar de los hechos al entender que "se han incumplido" los requisitos policiales y procedimentales "necesarios" para "entender que pertenecen al ADN del acusado", algo a lo que se han opuesto tanto la Fiscalía como la acusación particular que ejerce la familia de la víctima al considerar que todo se ha hecho de manera "perfectamente legal".