El Rey avisa al independentismo y sus "tensiones estériles"
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El Rey Felipe ha enviado un mensaje claro al independentismo en su Mensaje de Navidad, al advertir de que en la España de hoy no son admisibles actitudes o comportamientos que "ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común".
Un día después de la 'cumbre independentista' celebrada en el Parlament catalán, en la que partidos y representantes de la sociedad civil han defendido la celebración de un referéndum de autodeterminación, el monarca ha avisado de que "vulnerar las normas" que garantizan la democracia y la libertad de los españoles "solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad".
Símbolo de la unidad y permanencia del Estado, como le reconoce la Constitución española, Felipe VI ha afirmado que el progreso, la modernización y el bienestar "requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar".
En opinión del Rey, "ahora es el momento de pensar en la España que queremos para las próximas décadas", en unos tiempos que no son para encerrarse en sí mismos, sino para abrirse al mundo; ni para distraerse en "fracturas" o "divisiones internas", sino para poner el acento en lo que une y profundizar en "una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas".
"Superado" el bloqueo político que impidió formar Gobierno durante casi un año y que llevó, por vez primera en la historia, a repetir unas elecciones generales, y ahora que la sociedad ha recuperado "serenidad", el Rey ha pedido a los partidos "diálogo" y "entendimiento" para "preservar e impulsar los consensos básicos para el mejor funcionamiento" del país.
Y eso exige, en opinión del monarca, un esfuerzo por parte de todos, no sólo de los políticos, para cuidar y mejorar la convivencia, para lo que se precisa respeto. "Respeto y consideración a los demás, a los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ámbito laboral; respeto al entorno natural que compartimos y que nos sustenta. Respeto y consideración también a las ideas distintas a las nuestras", ha enumerado.
"La intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena, no pueden caber en la España de hoy", ha abundado el jefe del Estado en el mensaje que ha dirigido a los ciudadanos desde su despacho en el Palacio de la Zarzuela.
No obstante, el monarca se ha mostrado "orgulloso" de las actitudes que ha visto en muchos compatriotas a los que ha visitado en este 2016 en diversos pueblos y ciudades. Gente con dificultades y problemas, pero también con "ganas de salir adelante".
"Trabajadores y profesionales, hombres y mujeres que, con su esfuerzo sereno, durante estos largos y difíciles años, sin desfallecer ni resignarse, sostienen con gran dignidad y coraje a sus familias, sus vidas y sus trabajos", ha añadido, reconociendo el "valor" que en la sociedad española tiene la familia, cuya ayuda "ha permitido a muchos sobrellevar los peores momentos".
"He visto también, en muchos compatriotas, la decisión de asumir riesgos para crear o defender puestos de trabajo, y el valor para levantarse y reemprender la tarea después de haber visto destruidas obras hechas con ilusión y gran sacrificio", ha abundado.
Por no citar los "innumerables ejemplos de solidaridad" de aquellos que realizan labores de voluntariado, la "vocación de servicio" de los servidores públicos, entre los que ha citado expresamente a los profesionales de la salud y a los profesores, así como a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, funcionarios del servicio exterior, científicos y representantes de la cultura española que, dentro y fuera del país, crean imagen de país y contribuyen a que el Estado funcione.
"Todo esto para mí y para todos nosotros, es un motivo para sentirnos auténticamente orgullosos; y también es una razón para la esperanza, porque una sociedad que mantenga estas actitudes, estas convicciones y estos valores no puede tenerle miedo al futuro", ha señalado.
"Estoy seguro de que nuestra memoria colectiva reservará un lugar de honor en la historia para estos tiempos de sacrificio y abnegación; pero también de generosidad y superación", ha aseverado el Rey, que ha iniciado su discurso con un recuerdo a "tantas familias que han sufrido las recientes inundaciones" en el este del país.
Felipe VI ha querido enviar también un mensaje de "esperanza" en la recuperación económica iniciada en España, que ha de consolidarse para que permita crear mucho más empleo y para que puedan corregirse las desigualdades que ha generado la crisis.
"Es muy importante para todos -ha subrayado-- que muchas familias puedan recuperar su nivel de vida y que nuestros jóvenes puedan tener oportunidades de futuro, de ilusión, de confianza; que sobre todo las personas más desfavorecidas, más vulnerables, tengan la certeza de que no se quedarán en la soledad del camino que España tiene que recorrer en el siglo XXI".
Un siglo XXI en el que la tecnología -ha reconocido- condiciona cada vez más la vida cotidiana de todos. Y en la adaptación a este nuevo mundo, el Rey ha otorgado un papel esencial a la educación que debe, en su opinión, formar en lenguas y en cultura, en civismo y en valores, pero también fomentar la investigación, la innovación, la creatividad y el espíritu emprendedor.
Para despedirse, el Rey ha insistido en que cree sinceramente en una España "consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusión o el desencanto", en una España "decidida a superar las dificultades que, aunque grandes, son también vencibles". Como es ya tradición, ha cerrado su discurso deseando una Feliz Navidad en las lenguas cooficiales.