'Lo mejor, que esta temporada no tendremos que volver a jugar contra el
Betis', pensarán en Valencia, donde el contundente 0-3 encajado el pasado martes en Mestalla ha reabierto las heridas en este final de temporada tan complicado, desde la derrota de semanas atrás en la
final de Copa del Rey, también ante el Betis, en el Estadio de La Cartuja.De arribar a Sevilla en busca de un título y una clasificación europea a estar sumidos en la mayor de las crisis institucionales, con guerra civil incluida, han pasado tan sólo unas pocas semanas. En el Valencia CF todo se ve gris, tal y como pone de manifiesto
José Bordalás, su técnico:
"No largo no porque quedan dos semanas y media. Queda nada y es la realidad, aunque quedan dos partidos. La temporada está en su recta final, pero sí estamos obligados a cambiar la imagen en estos dos partidos".
Y mucha culpa de ello tiene el
Betis de Manuel Pellegrini, que no ha hecho más que poner de manifiesto la realidad existente en en Mestalla.
El ingeniero y los suyos han hecho saltar las costuras de un plantel que esta cogido con pinzas, por mucho que Bordalás haya intentado tapar las carencias con su estilo a lo largo del curso.La bomba ha estallado y el caos absoluto se ha instaurado en el seno del club che. Bordalás ha dejado claro que existe una falta de comunicación brutal en la entidad, amén de lo deportivo.
La tensión entre Meriton, propietarios del Valencia CF, y su entrenador va al alza en este epílogo de temporada. "La exigencia actual de la Liga española es muy alta y veo cómo se refuerzan todos los equipos. El que no lo quiera ver está ciego, pero esa es la realidad. A partir de ahí yo no decido. Yo soy el técnico, pero la exigencia es brutal", comentó Bordalás durante la rueda de prensa posterior al partido.
Con un año de contrato más firmado y con un mercado de verano en el que la prioridad del Valencia CF es vender a alguna de sus grandes estrellas, el futuro del conjunto che pende de un hilo. La relación entre la dirigencia y el cuerpo técnico es nula o inexistente tras numerosos momentos de tensión y el desgaste de toda una temporada en la que los que dirigen no han cumplido con lo prometido. Pinta negro, muy negro, el futuro de este Valencia CF que semanas atrás se las prometía felices.
Un título, ese que levantó Joaquín para el Betis, habría cambiado mucho las cosas.