"Ese triunfo ha supuesto devolver confianza al equipo, quitar la mala sensación de no ganar y recuperar energía, pero queda mucho por hacer y decir. Hay que aparcar cada partido y mirar hacia el futuro con optimismo, aprovechando la fe y la ambición que ahora tenemos todos para seguir creciendo", ha precisado.
En este sentido, ha insistido que "tras el partido de Huesca, la plantilla se conjuró y ahora todos empujan desde el sitio en el que les toca estar", lo cual considera fundamental para "mantener esa llama y esa energía", ya que el "esprint" final "va a exigir intensidad y ganas".
En su opinión, "la liga se puede dividir en tres tercios: en el primero se van colocando los jugadores; en el segundo se dan más individualidades y, en el tercero, el equipo es lo más importante, y todos entienden que salen once pero que el resto debe estar preparado para lo que se necesite".
Considera que "falta estar más juntos, tanto en ataque como en defensa, que no haya distancias entre las líneas" y, a partir de ahí, cree que encontrarán "argumentos para poder jugar", trasladando al campo el plan semanal "que se ha de ejecutar de la mano, todos a una".
"Se van encajando mejor las piezas para generar situaciones de gol y empezar desde atrás, con las ideas claras de lo que hay que hacer. Y, por suerte, se han ido recuperando jugadores y ahora contamos con más herramientas para poder sorprender al rival", ha precisado.
Sigue considerando "un reto" dejar la portería "a cero" y, en este sentido, ha asegurado que "hay que producir ofensivamente, pero sin perder nunca de vista ese objetivo: el de evitar que el rival marque goles".
Por tanto, será uno de los aspectos que centre su atención de cara al encuentro del sábado ante Osasuna "un equipo que debe estar en la pelea por la permanencia, pero que ha dado un golpe fuerte en los últimos partidos y se ha distanciado en la clasificación".
"Es un equipo que compite bien, que encuentra el plan de partido perfecto, el cual, en su feudo, suele centrarse en un 4-4-2 con Calleri y Budimir en punta de ataque; que hace daño a balón parado y con sus centros laterales; que tiene una línea defensiva adelantada y le gusta jugar en campo contrario", ha analizado.
A esto se añade que "imprimen un ritmo fuerte, intenso, con mucha velocidad y verticalidad", de la mano de Jagoba Arrasate, un "gran entrenador, que está haciendo bien las cosas". De ahí que considere determinante "que los centrales estén atentos, que se frenen las segundas jugadas del rival y, con balón, aparecer en los espacios que se han detectado para hacerles daño".
Aunque no ha querido facilitar pistas al contrario, Sergio González siempre se ha mostrado partidario de "no mover lo que funciona", por lo que todo apunta a que, en Pamplona, mantendrá ese 4-4-2, con Weissman y Guardiola como referentes ofensivos, y con pocos o ningún cambio respecto al esquema propuesto ante Getafe.
Respecto a la posibilidad de que en el tramo final de liga pueda haber público en los estadios, el técnico catalán ha explicado que "como sociedad, supondría dar un paso adelante", ya que significaría que "todo va mejor", pero considera que "la liga debería terminar como ha empezado".