El fútbol es
impredecible por naturaleza. Capaz de cambiar de un extremo a otro en cuestión de segundos. Siempre con un denominador común, la eficacia. La misma que echa en falta el
Málaga CF en estos momentos. Se lleva demostrando durante toda la temporada y se volvió a confirmar en el estadio
Fernando Torres, donde los de Natxo González dispararon en cinco ocasiones a la portería de Belman, además de un tiro al palo de Kevin Medina.
De hecho,
Natxo González dio entrada hasta a siete atacantes con el propósito de romper el maleficio, pero no hubo manera. Jairo, Kevin Medina, Brandon, Chavarría, Vadillo, Paulino y Sekou estuvieron sobre el verde. Propusieron y crearon ocasiones de peligro, aunque nunca llegaron a fructificar para alegría de una
afición que
viajó hasta Fuenlabrada para apoyar al equipo blanquiazul.
Entre las ocasiones más peligrosas del encuentro destaca la de
Brandon Thomas y el fatídico desenlace final de la acción. En el minuto 67' de encuentro, en una rápida combinación, dos jugadores del Málaga se quedaron en clara posición de gol ante solo un defensor.
Febas, que fijó con éxito al zaguero, logró filtrar un buen pase a Brandon Thomas, al que solo le restaba un buen control para quedarse
mano a mano contra el guardameta rival.
Cuando la afición ya se levantaba para cantar el tanto malaguista, Brandon Thomas tomo la peor decisión para amortiguar el esférico, intentar controlar en carrera con el exterior de su pierna derecha. Atento para contrarrestar la acción,
Belman despejó a saque de banda frustrando así la jugada más peligrosa del Málaga CF y que bien pudo significar tres puntos. Por entonces, el resultado reflejaba todavía el
0-0.
Pero como a principios de texto, el fútbol es impredecible por naturaleza. A veces con un punto
malévolo y cruel. Un minuto después, quien se levantaría para, esta vez sí, celebrar gol fueron los seguidores locales del Fuenlabrada. Gozzi, tras pase de Ontiveros, puso un balón tenso al corazón del área chica donde no perdonó
Bouldini. Dos tiros, un gol y victoria. Todo en un minuto mortal para el Málaga, que pasó de la gloria del 0-1 al
infierno del 1-0.