"José Alberto, dimisión". Esa dolorosa frase es la que tuvo que escuchar el entrenador del
Málaga durante los últimos diez minutos del partido ante el
Leganés. No es la primera vez que el malaguismo se expresa en contra del técnico que eligió
Manolo Gaspar para dirigir este nuevo proyecto. Ya lo hizo a través de las redes sociales después de perder ante el Amorebieta. Pero
lo que se escuchó en La Rosaleda es más grave. Casualidad o causalidad, el caso es que
José Alberto López se fue al vestuario dos minutos antes de que el árbitro decretase el final.
Por mucho que el asturiano haya intentado en todo momento ganarse al público con sus declaraciones, un sector siempre se ha mostrado reticente a su elección. Sin la capacidad mediática de otros, su trabajo en el
Sporting y el Mirandés, su forma de entender el fútbol y su valentía para contar con canteranos ganó al director deportivo en el primer contacto. La afición, sin embargo, necesita más. Y José Alberto no se lo está dando.
Mientras el equipo ganaba en casa, el ruido estaba apaciguado. En el momento en el que, además de no ganar lejos de
La Rosaleda, se ha comenzado a perder en la Bombonera blanquiazul, se acabó la tregua.
Las redes ardían una vez más confirmando que los cánticos durante el encuentro no sólo eran fruto del mosqueo por el mal encuentro, otro más, de sus jugadores.
Unas críticas negativas que también comienzan a salpicar a Manolo Gaspar, hasta ahora intocable por su buen hacer, y al que piden acciones para cambiar el rumbo. El mercado invernal se antoja como prueba del algodón para todos,
si es que la FIFA levanta la sanción que pesa sobre el club de no poder fichar durante las tres próximas ventanas.La crisis en el Málaga es ya real y si bien el parón le vendrá de perlas para recuperar a algunos lesionados y recargar pilas, también estar sin partidos hará que el malestar no se vaya tan fácilmente y el runrún para con el técnico continúe. De momento,
JAL tiene crédito, mas sólo el del club porque el divorcio con la afición es ya más que evidente por mucho que se empeñe en decir que se siente
"respaldado por todos".