El FC Barcelona, que este domingo disputará la final de la Supercopa de España contra el Sevilla en la ciudad marroquí de Tánger,
ha optado por "esconderse" en un lujoso hotel de los numerosos aficionados azulgrana que llegaron a la ciudad del Estrecho.
En el trayecto desde el aeropuerto -cerrado a cal y canto al público y a los periodistas- hasta el hotel Movempick,
los jugadores del Barcelona se trasladaron en tres autocares locales de la compañía CTM, sin los colores blaugranas, contrariamente al Sevilla, que trajo ayer su propio autocar con la enseña rojiblanca.
Para despistar a los numerosos aficionados apostados en la entrada del Movempick,
los jugadores accedieron al hotel por una puerta trasera y no se han dejado ver en las zonas comunes. Así, fuentes del hotel dijeron a EFE que los barcelonistas, que ocupan una planta entera del hotel, trajeron su propio cocinero y tomaron su almuerzo en la misma planta.
El hecho de que el Barcelona no vaya a pasar ni una sola noche en Tánger ha disgustado a sus aficionados, que además no han podido tomarse fotos ni autógrafos con sus ídolos. La única actividad semioificial del club azulgrana fue el encuentro que mantuvo el presidente Josep María Bartomeu con cuatro representantes de la peña tangerina Ibn Batuta, sin presencia de los jugadores.
La policía marroquí desplegó un dispositivo especial para proteger a la delegación barcelonista, que incluyó dos escoltas armados y de paisano para el argentino Leo Messi.
El "perfil bajo" del Barcelona contrastó con la agenda del club sevillista, que aprovechó el partido en Tánger para inaugurar la nueva sede de la peña sevillista "Cabo Espartel", en la que el presidente Pepe Castro tuvo oportunidad de reunirse con algunas decenas de seguidores del sevillismo local de Tánger.