El argentino Jorge Bernardo Griffa es historia viva del Atlético de Madrid, al que perteneció durante una década en los años sesenta, cuando conquistó cinco títulos y vivió la transformación de un conjunto "acostumbrado a perder siempre" a otro que estaba "permanentemente pensando en ganar".
Décadas después, el exdefensor de 84 años (Casilda, Argentina, 7 de mayo de 1935) está de vuelta en Madrid, en una visita promovida por la asociación rojiblanca 'Los 50' que le organizó un homenaje, y podrá visitar por primera vez la nueva casa del equipo de sus amores, el Wanda Metropolitano, en el Atlético-Valencia del sábado.
Antes de conocer el estadio, Jorge Griffa charló con EFE, en una conversación en la que saltó del Atlético de los 60 en el que jugó 291 partidos (récord de un extranjero en el club hasta 2011, cuando lo batió el colombiano Luis Perea) al actual, del trío defensivo Rivilla-Griffa-Calleja al equipo que hoy dirige su compatriota Diego Pablo Simeone, siempre con la gratitud como primera palabra.
"Es un gusto porque cada vez que en Argentina veo en televisión partidos de Europa sale, casi siempre, el Atlético. Me llama la atención y recuerdo. Ahora tengo la situación de tener un paso por Madrid, que en aquel momento era una ciudad magnífica, y ahora es extraordinaria", explica el exdefensor rojiblanco.
Griffa llegó al Atlético en 1959, procedente del Newell's Old Boys argentino, a un equipo que hacía ocho años que no ganaba un título (la Liga de la temporada 1950-51, el cuarto título de su historia) y que abrió a partir de su llegada una etapa de éxitos que continúo tras su salida y se amplió durante los años setenta.
"El Atlético en un principio se había acostumbrado a perder siempre, y después se acostumbró a ganar. Los compromisos y las obligaciones estaban dadas a través de no hacer caso al perder y estar permanentemente pensando en ganar, y esa situación de alguna manera se fue expresando por todos los jugadores", rememora.
En aquel equipo ya figuraban nombres que luego serían parte de la historia rojiblanca, como Adelardo Rodríguez, Joaquín Peiró, Enrique Collar o el delantero angoleño Jorge Mendonça.
"Ahora que lo veo recuerdo que era un jugador extraordinario y de unos afectos formidables. Era un crack, un genio, una persona llena de cariños", rememora Griffa sobre el ariete de Luanda.
El Atlético con Griffa ganó su primer título en la casa del eterno rival, el Santiago Bernabéu, una final de Copa en la que se impusieron por 3-1 (goles de Peiró, Collar y Jones) al Real Madrid de Ferenc Puskas, Alfredo Di Stéfano y Paco Gento.
Una final que se repitió al año siguiente en el mismo escenario y con idéntico vencedor: el Atlético, esta vez por 3-2 (dos goles de Peiró y uno de Mendonça) y con el trío formado por Griffa, Isacio Calleja y Feliciano Rivilla en defensa, una línea de zagueros recordada por siempre por los aficionados rojiblancos.
"Ese era un trío defensivo realmente importante. En el momento que yo vine tuve la mayor ilusión porque venía muy poca gente de Argentina al fútbol europeo", añadió el exdefensor argentino.
En la temporada siguiente llegaría el éxito europeo de la Recopa de 1962 ganada al Fiorentina italiano, y posteriormente otra Copa (1964-65) y la Liga (1965-66), el último título ganado por Griffa con el Atlético, del que se marchó tres temporadas después para jugar sus últimas dos campañas en España con el Espanyol.
Antes de marcharse de la entidad rojiblanca, vivió en primera persona el traslado del antiguo Stadium Metropolitano al Vicente Calderón. "La primera vez que se llenó el nuevo estadio, el Manzanares, fue en mi homenaje", rememoró. En aquel partido el Atlético se enfrentó al Benfica de Eusebio y perdió 2-1.
Tras su retirada en 1971, Griffa retornó a su Newell's, el club rosarino que primero le ofreció dirigir al primer equipo. Una experiencia fallida: "Me dí cuenta que no sabía nada", recuerda. Después de ese fracaso encontró su sitio en el fútbol, como entrenador de juveniles, labor en la que tuvo un gran éxito.
En 'la Lepra' comenzó una carrera como descubridor de jóvenes jugadores que le permitió aportar al fútbol argentino a varios de sus grandes talentos de las últimas décadas: Jorge Valdano, Gerardo Martino, Gabriel Batistuta, Maxi Rodríguez, Abel Balbo son solo algunos nombres que hizo brotar al Newell's, a los que luego sumó a Éver Banega, Fernando Gago o Carlos Tévez cuando fue fichado por Boca Juniors para detectar nuevos talentos.
"Newell's salió campeón argentino con muchos jugadores surgidos del trabajo que tuve yo de provincia en provincia", recuerda Griffa, al que le habría gustado trabajar alguna vez en la cantera del Atlético: "No, no tuve esa suerte, tenía relación con algunos jugadores o gente allegada al Atleti. Me hubiera gustado", apuntó.
Esa misma labor de búsqueda de talentos la mantiene hoy, a sus 84 años, lo que le impide ver muchos partidos de su 'Atleti'. "Estoy muy pegado a mi trabajo con los juveniles, y el campeonato argentino de juveniles se realiza los sábados, cuando a veces juega el Atlético", admite.
Del actual Atlético, la leyenda argentina reconoce que no ha tenido la posibilidad de charlar con su compatriota Diego Pablo Simeone. "Lo recuerdo como jugador y ahora como entrenador, pero no he tenido la suerte de conocerlo personalmente", admite.
Como un experimentado ojeador y detector de futuras estrellas, se le pide a Griffa una opinión sobre el jovencísimo delantero portugués Joao Félix, fichado por el Atlético a los 19 años por una cifra récord de 126 millones de euros.
"No he tenido la suerte todavía de haberlo visto de forma continua, porque uno puede ver un partido y puede pasar desapercibido, lo necesario es tener continuidad en la observación. Pero siempre el club eligió lo mejor para el desarrollo de su fútbol y la mejor respuesta futbolística del futuro", apunta.
Tendrá la oportunidad de verlo en acción el próximo sábado, cuando visite el Wanda Metropolitano para ver el Atlético-Valencia con el que vuelve LaLiga Santander tras el parón por las selecciones nacionales. Allí Griffa volverá a sentir el afecto de la hinchada rojiblanca, un cariño que ha notado desde que puso pie en Madrid.
"Voy a tener la oportunidad, porque me he encontrado acá con una cantidad de gente tan llena de afectos, que han dado respuesta a mi visita. Si a mí me buscan para jugar no estoy en mi mejor momento, pero si me dicen para enseñar y hacer crecer a la gente creo que todavía me da el cuero", finaliza Jorge Bernardo Griffa.