Ahora ve en la entidad que preside el club donde le hubiera gustado jugar de pequeñita. Hay 103 niñas en la cantera. Una veintena de jugadoras componen la plantilla del primer equipo. Irradian ilusión y confianza ante el desafío que se les presenta en las próximas semanas: ascender a Primera División.
El grupo que dirige David Aznar se encontrará en la primera ronda de la fase de promoción con el Zaragoza CFF.
Si supera esa eliminatoria a doble partido, se mediría por un puesto en la Liga Iberdrola con el vencedor del cruce entre el Osasuna y el Santa Teresa.
En el vestuario taconero, recompuestas del golpe encajado en 2018, las jugadoras se sienten capaces de obrar la gesta.
"El año pasado fue la primera vez para muchas y para el club. Teníamos la presión de querer subir cuando antes, pero es muy difícil que un equipo suba la primera vez que juega un 'playoff'. No es lo mismo que jugar en tu Liga. Pecamos por los nervios de la primera vez", indicó a EFE la guardameta Sara Ezquerro.
Esta vez se visualiza durante la celebración del ascenso: "Es un sueño que ojalá se cumpla ya".
Esa posibilidad era casi remota cuando algunas de sus compañeras vestían la camiseta del Canillas. El equipo ni siquiera lucía los mismos colores en los entrenamientos. Cada jugadora llevaba su ropa.
"Ahora no nos falta de nada. Parecemos un equipo de Primera División. Ningún equipo de nuestra categoría tiene los medios que tenemos nosotros", contó a EFE la centrocampista Malena Ortiz, quien vivió el proceso de construcción y crecimiento del Tacón.
"Depender de una estructura masculina a veces no es tan bonito como lo pintan. Las ayudas y los recursos que conseguíamos normalmente acababan recayendo en el fútbol masculino en lugar de recaer en las chicas, que eran las que lo necesitaban. Por eso decidimos crear un club única y exclusivamente femenino. El CD Tacón es un sueño", aseguró Ana Rossell en un desayuno informativo en el que relató el camino seguido hacia la consolidación del proyecto.
"Nosotros ya llevábamos una inercia porque veníamos de gestionar el Canillas y no partíamos de cero. Sí que es verdad que partíamos de cero en cuanto a historia y nombre, en cuanto a que la gente nos conociera. Luego, con un nombre tan peculiar, sonaba un poco a chiste decir que ibas a jugar en el Tacón", reconoció Rossell.
"Detrás de eso había un proyecto ambicioso, un proyecto bonito, que atrajo a grandes futbolistas por el hecho de luchar por algo tan bonito como un ascenso y consolidar al equipo en la elite del fútbol español. ¿El problema? Encontrar patrocinios", expuso Rossell.
Su lectura sobre el mercado del fútbol femenino es, en la actualidad, más optimista. Apunta hacia su consolidación.
"Hablamos de fútbol. Tenemos esa suerte, somos el deporte rey, pero al ser fútbol femenino hasta hace bien poquito la verdad es que el interés que despertábamos en las marcas era prácticamente nulo", reconoció la presidenta del CD Tacón.
"Pero después de 3 años de trabajo, creo que los resultados deportivos y de gestión están siendo muy buenos y todo ello se ha visto reforzado con la entrada de nuestro patrocinador principal, Tecnocasa. El fútbol femenino tiene muchísimo futuro, es un mercado totalmente inexplorado y, sobre todo, inexplotado", abundó.
Por una cuestión familiar y personal, el presidente de la compañía inmobiliaria, Vittorio Rossi, decidió patrocinar al CD Tacón. Su hija juega al fútbol desde hace 6 años. Él vivió con ella el lastre de la discriminación.
"Para mí no hay una condición discriminatoria con respecto al sexo. Para mí son atletas los dos, un chico y una chica", señaló Vittorio Rossi. El entorno del fútbol, sin embargo, no opina igual.
Adriana Escorial lo sabe. Cuando decidió inscribir a su hija Daniela, enrolada ahora a la categoría cadete del Tacón, se topó con una respuesta negativa en su colegio.
"Me dijeron que mi hija no podía jugar porque era una niña. Sí la dejaron jugar al año siguiente, después de mucho pelear. En los tiempos que corren, eso no es normal", denunció.
Cuando su hija empezó a jugar se sintió señalada, a menudo incomprendida por renunciar a otros planes por tener que llevar a su hija a los partidos. También Sara Ezquerro, la portera del primer equipo madrileño, vivió en primera persona las burlas y críticas.
"Al principio era duro porque a los niños y a sus padres les choca que una niña juegue al fútbol. Yo jugaba con mis amigos y ellos mataban por mí. Cuando salíamos al campo decían: 'Tiramos desde nuestro área si hace falta, que la portera es una chica'. Yo intentaba no saltar y no escuchar los comentarios", confesó.
Su sufrimiento era el de su madre desde la grada, aunque muchos días pudo presumir de hija: "Recuerdo un año que jugó en Valdebebas, contra el Real Madrid. Le metieron 14 goles. Pidió el cambio porque tenía un estrés la pobre... Se levantó Valdebebas a aplaudir porque si le habían metido 14, ella había parado 140".
"El prejuicio lo tenemos todos", se sumó Susana Martín, madre de la juvenil Amanda, "pero a los 10 minutos se acaba la tontería. Hasta se les olvida el sexo hasta el punto de decir 'coge a la 5'".
"Yo, en ese sentido, donde menos discriminación veo es en los chicos, en los jugadores. La discriminación viene del entorno. Hay gente maleducada en todos los sitios y a veces lo peor del ser humano sale en los campos", lamentó.
Los insultos, sin embargo, no desanimaron a Sara Ezquerro, ni a Malena Ortiz, ni a Ana Sáenz, quien puede presumir de haber ganado un título europeo y un bronce mundialista en categoría sub-17 siendo parte de la exitosa generación que encabezan Alexia Putellas, Amanda Sampedro, Lola Gallardo e Ivana Andrés.
"Todas o prácticamente todas hemos llegado a la elite", expuso 'Pipa' en una conversación con EFE.
A ella le queda derribar un último muro para unirse a sus excompañeras en la Liga Iberdrola, después de un periplo gris, de lesión de cruzado en lesión de cruzado. "Tengo mucha ilusión, muchas ganas y siento que vamos a subir", sentenció Ana Sáenz. Su voz recoge el sueño más romántico del CD Tacón.