Mario Kempes, exjugador argentino que militó durante siete temporadas en el Valencia, afirmó este miércoles que los goles siempre fueron su "carta de presentación", pero que una vez acaba la etapa de futbolista, queda la persona y que para él siempre ha sido importante ir "con la cabeza bien alta".
Así lo indicó en el acto de presentación en Valencia del libro "Matador. Mi autobiografía", publicado por Editorial Sargantana, en el palco VIP del campo de Mestalla.
Kempes se encuentra en Valencia para participar en los actos del centenario de la fundación del club, en el que militó en dos etapas entre 1976 y 1984.
El exjugador, que reside en Estados Unidos, recordó que entró en el Valencia con mal pie, con unos primeros partidos en los que no rindió, pero que se adaptó rápidamente al club.
"Entonces el objetivo era ganar al Real Madrid y al Barcelona. La exigencia no era mayor, aunque teníamos equipo para más", agregó Kempes, quien llegó al Valencia procedente del Rosario Central, tras haber militado con anterioridad en el Instituto de Córdoba.
"En Córdoba jugaba de '9' estático, pero en Central ya empecé a buscar la pelea, los espacios y las llegadas, lo mismo que hice luego en Valencia", agregó.
Kempes recordó con especial cariño la Copa del Rey que el Valencia obtuvo ante el Real Madrid en 1979 por 2-0 en un encuentro en el que hizo con la derecha, su pierna 'mala', los dos goles del encuentro, que se disputó en el estadio Vicente Calderón.
"El Madrid acababa de ganar la Liga, no estaba bien físicamente y falló un penalti. Nosotros teníamos mucha hambre de títulos. A pesar de que se jugó en Madrid, había más gente del Valencia en el estadio y también en la calle. Con las tracas y los petardos, parecía que estábamos en Fallas", rememoró.
Recordó que en su juventud su abuelo era del Boca Juniors, un equipo al que Mario le marcó varios goles. "Marca los que quieras, pero que Boca siempre marque uno más y gane los partidos, me decía", señaló.
También repasó los tres mundiales que disputó (1974, 1978 en el que fue campeón y 1982 en España) y se detuvo en el último, en el que la selección argentina se concentró en Villajoyosa (Alicante).
"Con Maradona, teníamos el mejor equipo de esos tres mundiales, pero nos perdió la concentración. Teníamos pileta, junto al Mediterráneo, venía la familia a vernos, íbamos a por la cervecita al chiringuito y la libertad que tuvimos no nos benefició. No nos adaptamos", dijo.
Sobre el fútbol que se practicaba en España en el momento de su llegada señaló que "nadie sabe lo que pegaban los defensas" porque había una sola cámara y casi nada de lo que pasaba se veía.
Habló de sus duelos con Migueli (Barcelona), Benito (Real Madrid) o Arteche (Atlético de Madrid) y señaló que el de hoy es un fútbol muy diferente.
"Hoy los jugadores saben que hay veinte cámaras, se tapan la boca para hablar y tienen el VAR, que no sirve para nada. El futbolista ahora está muy atendido, viaja en avión en el día, y nosotros íbamos en autobús o en coche cama para jugar fuera de casa", comentó.
Su compatriota y también exjugador del Valencia Darío Felman introdujo en el acto la figura de Kempes, recordó la etapa que compartieron e hizo hincapié en que ahora Mario es "muy querido" en Valencia, tras haber sido el mejor jugador del mundo. "Él es un campeón y esta es su ciudad: aquí están sus hijos y sus nietos", destacó.
El acto fue presentado por el periodista Paco Lloret, quien agradeció a Kempes la felicidad que dio a muchos valencianistas durante su etapa en el club de Mestalla.
El libro relata en dieciséis capítulos la trayectoria futbolística del "Matador" sin dejar de lado una frase inolvidable: "No diga Kempes, diga gol".