A tres semanas y media del decisivo duelo de ida de octavos de final de la Liga de Campeones en el Santiago Bernabéu, el PSG afrontará este domingo un test interesante contra el Lyon, el único rival que parece plantarles cara en Francia.
Será un choque entre los dos primeros de la tabla, pero no un enfrentamiento de igual a igual, porque el líder, el París Saint-Germain tiene cuatro veces más presupuesto que el Lyon, el segundo club más rico del campeonato francés.
Es la última oportunidad para frenar al PSG, que en caso de triunfo afrontaría la segunda vuelta con una renta de 14 puntos sobre su principal perseguidor, que sueña con situarse a ocho y dar interés al tramo final del campeonato.
Pero también es un enfrentamiento entre dos modelos de entender el fútbol, definidos por el presidente lionés, Jean-Michel Aulas, como "un club de talla humana" frente a "una economía artificial".
La constelación de estrellas parisinas apenas tienen oportunidades en Francia de medirse a rivales que les pongan las cosas difíciles, la única forma de conocer su auténtico nivel de juego.
Eso provoca que encadenen exhibiciones, goleadas en su país, pero que la calidad del rival no permita concluir que su nivel es tan elevado puesto a escala europea.
Aulas, un veterano del fútbol francés que ha logrado situar a su club en el mapa europeo, no deja de batallar como un resistente guerrillero contra la hegemonía que el talonario catarí ha instalado en París.
Su arma, afirma, es el tiempo, que asegura que corre a su favor, el de un club fundado en bases sólidas, que gasta lo que genera y que se basa en sus propios medios.
Una receta que tiene a su juicio más futuro que el modelo parisiense, sustentado en fondos soberanos ajenos a la lógica del mercado, lo que genera una "anomalía" que falsea la competición.
Aulas se suma a los históricos clubes del continente a la hora de pedir una regulación a la UEFA que evite que un club pueda pagar 222 millones por un jugador y que restablezca la "equidad".
Tras haber dominado el fútbol francés en los 7 primeros años del siglo, lo que le abrió las puertas de los influyentes despachos de la UEFA, el presidente lionés se ha forjado la imagen de un justiciero contra el dinero sin fin que procede del extranjero.
Un fenómeno que, denuncia, ha traído aparejada una inflación en el mundo del fútbol que obliga a clubes como el suyo a un sobreesfuerzo para ser competitivos y que amenaza con desestabilizar su modelo.
Porque, dice, sin Liga de Campeones dejan de entrar entre 100 y 150 millones de euros y se pierde el vagón de los grandes clubes europeos.
Aulas sabe que para el duelo de mañana el PSG es favorito y que una victoria sería casi un milagro. Pero lleva demasiados años en el fútbol como para descartar cualquier eventualidad en ese deporte.
Siempre dispuesto a utilizar su afilado verbo, el presidente lionés asegura que prefiere a su delantero estrella Nabil Fekir que al de sus rivales, Neymar.
Antes de puntualizar: "Mejor que no se entere Neymar porque entonces querrá demostrar lo contrario contra nosotros".
Ante la prisa de sus rivales parisienses, Aulas preconiza la paciencia, convencido de que con el tiempo el dinero del Golfo encontrará otros divertimentos mejores que el fútbol y, entonces, su modelo de solidez económica emergerá.