En estos tiempos que corren se castiga a todo aquel que no se siente representado con el blanco ni con el negro. Suele criticarse la supuesta indefinición del que apuesta por el gris y por los matices en una época en la que impera la bipolaridad. En años en lo que hay que elegir entre el 'conmigo o contra mí' (en el fútbol y en la vida en general),
Abelardo Fernández se postula como el necesario término medio y el sentido común en un mundo extremista.
El 'Pitu'
no tiene una filosofía concreta para enfrentarla a la de un antagonista. Se formó (como jugador y entrenador) en el Sporting y allí aprendió a nadar y guardar la ropa; pero también
mamó la excelencia en el 'Dream Team' culé de Johann Cruyff. Le gusta el buen fútbol, pero el resultado es y será siempre lo más importante. Y eso tan fácil de contar pero tan difícil de llevar a cabo define bien a este
Alavés que hoy llega a
Nervión encaramado en el quinto puesto liguero: un equipo solidario, peleón, que sabe sufrir y se cierra bien por dentro para acuchillar por los costados y volar con la velocidad de sus extremos. Es tan vertical como aguerrido; es profundo, pero con líneas juntas y con muchas ayudas. Y, estudioso, tiene en el balón parado su mejor arma secreta.
Dibujado casi todo el curso sobre un
1-4-4-2, se sobrepuso a las ventas en enero de
Ibai Gómez y Sobrino con la llegada de un
Inui que ha recuperado su mejor versión y que, junto a
Jony, dan continuidad al plan de Abelardo, ahora en un 1-4-3-3 más abrigado en la medular.