Lo que le faltaba a Fernando Alonso este año era un rifirrafe con su compañero de equipo. Pues ya lo tiene. El Gran Premio de Hungría generó polémicas de todos los colores en la mayoría de las escuderías de primera fila. Hasta en McLaren, que firmó un doblete en el circuito de Hungaroring.
Pero en el caso de Aston Martin nadie entendió cómo Lance Stroll desacataba una orden de sus directores cuando, anteriormente, Alonso sí la acató.
Al asturiano le quitaron sus neumáticos blandos con una primera parada muy rápida según el piloto ovetense. Y, posteriormente, el español se dedicó a hacer labores de equipo como le pidieron. A Alonso le pidieron ralentizar el grupo que tenía tras de sí para ayudar a estirar la vida útil de los neumáticos de su compañero, y así lo hizo.
Sin embargo, después de las dos paradas, Alonso y Stroll estaban detrás de un Yuki Tsunoda que se la había jugado a una sola parada, y que por tanto tenía peores neumáticos. Fue entonces cuando, a ocho giros del final, Chris Cronin, ingeniero de carrera de Alonso, le avisó de que si no se acercaba más al japonés, le darían la oportunidad de intentarlo a Stroll, y a seis vueltas del final, le pidieron al español dejarse pasar. El asturiano cumplió, sobre todo, porque le prometieron que si Stroll no lograba alcanzar al japonés su compañero le devolvería la décima plaza que sí puntúa.
Concretamente, Andrew Vizard, ingeniero de Stroll, indicó lo siguiente: "Todo listo para ir a por Tsunoda, de lo contrario volveremos a cambiar al final de la carrera".
Y al escucharlo, Stroll mostró su desacuerdo: "Habría adelantado a Fernando, pero bueno". Y no sólo lo expresó su malestar sino que hizo caso omiso a las instrucciones.
Stroll se negó a dejar escapar el punto de la décima plaza que le deja dos por delante de precisamente Tsunoda y de Hulkenberg en el mundial de pilotos. Y es que, según él, con sus neumáticos en mejor estado habría superado a Fernando, algo que no todos en Aston Martin opinan lo mismo debido a las particularidades de un circuito en el que resulta muy complicado adelantar.
Un nuevo varapalo en Hungría. Eso fue lo que se llevó Fernando Alonso tras quedarse sin puntuar una vez más. Y es que las mejoras de Aston Martin debían notarse ya y, sin embargo, estas apenas se notan en los resultados.
Y si a ello se le suma una estrategia como la del domingo, al asturiano no le queda más remedio que respirar profundamente e intentar no echar más leña al fuego: "Creo que estuvo ahí la carrera. En la vuelta siete paramos y en la ocho ya sabía que no íbamos a puntuar. Hacer 63 vueltas con un 'set' de medios y uno de duras es misión imposible para nosotros. Todos lo sabemos y no sé por qué paramos, pero ahora ya es tarde, así que intentaremos aprender cosas".