1. Crisis de resultados y de identidadCon nueve jornadas disputadas y un calendario en el que aún faltan Madrid, Atlético, Valencia y Sevilla en la primera vuelta, no se pueden poner paños calientes. El Betis está en crisis de resultados, ya ocupa puesto de descenso, y lo que es más grave, en una evidente crisis de juego. No hay una identidad definida después de más de cuatro meses de trabajo con Rubi al frente de los mandos. Todos alaban la capacidad de trabajo y de preparar partidos del técnico y, sin embargo, el Betis tan sólo suma 9 puntos de 27. Ataca con mucha alegría, practica un fútbol a veces vistoso, pero se desangra atrás y sigue siendo el equipo más goleado de la categoría con 19 goles en contra, más de dos tantos encajados por partido.
2. Peligra Rubi, único escudo para los dirigentesSi no llegan los resultados, obviamente, su cabeza será la primera en caer. En el Espanyol a Rubi le aguantaron 6 derrotas consecutivas y una racha de 4 puntos sobre 33 posibles, algo difícilmente soportable en el nivel de exigencia que debe imprimir el Betis. Rubi no es el único problema, parece evidente. Pero así funciona el fútbol y no lo van a cambiar ahora Haro y Catalán que, además, sólo tienen por delante suya como escudo al entrenador. Ya no está Serra Ferrer, quien participó en la elección de Rubi para dirigir al equipo, y es muy probable que la afición se salte el escalón y lance sus críticas directamente al palco sin pasar por el banquillo. Cada palo debe aguantar su vela y, aunque se ha fichado bien, hay un evidente error en la planificación llevada a cabo por José Miguel López Catalán: ha faltado un medio defensivo que dé equilibrio al equipo. Sin Carvalho, la carencia ha quedado aún más al descubierto.
3. Las soluciones ahora las debe aportar RubiLos dirigentes pueden estar mucho más cerca del equipo, mostrar un mensaje de apoyo público a Rubi y tratar de transmitir calma y confianza en el proyecto en estos momentos complicados, pero el remedio a la crisis debe salir del vestuario. No hay opciones de fichar hasta el mercado invernal, no hay más cera que la que arde, y en las manos de Rubi están las posibles soluciones. El equipo tiene evidentes recursos ofensivos con futbolistas de mucha calidad, pero el técnico tendrá que tocar algo más que piezas -también el sistema- para buscar una reacción inmediata. La opción de Javi García para suplir a Carvalho no ha funcionado. En Pamplona el Betis arañó un punto de milagro. En San Sebastián se puso por delante en el marcador, pero la Real le ganó en todo y acabó haciéndole tres e innumerables ocasiones de gol. De momento, Rubi no ha optado por utilizar tres centrales. Tal vez debería probar porque, además, casi todos los jugadores han bajado en prestaciones (Loren es la excepción que confirma la norma). Tiene materia prima para hacerlo, los futbolistas estaban acostumbrados a jugar así con Setién y de alguna forma debe frenar la facilidad con la que encaja goles. De nada sirve contar con el pichichi de LaLiga si lo que se conquista arriba se regala en la zona de atrás. Con tan lamentable promedio de tantos encajados es imposible aspirar a Europa.
4. Sombras alargadas, pero hay que mirar al futuroResulta evidente que las sombras de Serra Ferrer y de Quique Setién son alargadas. Son dos nombres recurrentes para analizar el presente. Haro y Catalán se equivocaron prescindiendo de los dos. Si echas a Serra, el mayor de los pecados que pudieron cometer porque era la pieza clave que daba el conocimiento de fútbol que ellos reconocieron no tener, al menos debieron quedarse con Setién. En la guerra Serra-Setién cayeron los dos y ahora ambos viven en el recuerdo de todos. Se echa de menos la sapiencia y la autoridad del balear, y el sello que el santanderino había dado al equipo, aunque en su libreta había más literatura que victorias -algunas, eso sí, inolvidables-. Puestos a elegir, tendría que haberse quedado Serra, alma máter del crecimiento en las dos últimas temporadas. Ninguno de los dos está y toca actuar en el presente mirando al futuro.
5. La primera final, en GranadaParece increíble que se hable de final en la jornada 10 de LaLiga, pero una nueva derrota en Granada -equipo revelación en lo que llevamos de temporada- puede crispar el ambiente. Un gran sector de la afición del Betis ha agudizado su espíritu crítico y quiere, como cantan todos, un Betis campeón. Ni el nivel de paciencia, ni las urgencias, son las de antes y, aunque no hay ultimátum al técnico, el vestuario debe ser consciente de lo mucho que hay en juego porque el calendario viene con curvas y los jugadores deben asumir su parte importante de responsabilidad. Tras Granada, visita el Villamarín el Celta, viaja el Betis al Bernabéu y recibe al Sevilla en el primer derbi de la temporada. Cuatro finales que van a marcar el futuro del Betis y de Rubi.