Opinión

El Betis activa el Big Data

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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El Betis activa el Big Data
- Joaquín Adorna
Con humor. Con una idea genial magníficamente ejecutada, el Betis anunció en vídeo la oficialidad del fichaje de Pedraza, el segundo para la próxima temporada. Con el 'Big data' como trasfondo, por el debate que se ha generado entre la máquina y el ojo clínico de Serra Ferrer desde su despido, se desdramatiza un contexto de cierta inquietud por la lentitud con la que se está configurando el plantel que ya dirige Rubi.

Queda un mes para el que el Betis debute en LaLiga. En principio, el lunes 19 de agosto ante el Valladolid, aunque la impresentable lucha de poder que mantienen Luis Rubiales y Javier Tebas -la Federación no autoriza los partidos de viernes y lunes- sigue abierta y aún quedan batallas por resolver en esa guerra. Hay tiempo para rematar un plantel para el que Rubi espera pocos refuerzos.

Según las palabras del técnico, tres o cuatro fichajes. Un portero -Dani Martín está a punto- para suplir la marcha de Pau López a la Roma -generosidad y mucho estilo en su despedida-. Borja Iglesias para la delantera, en cuanto el Espanyol acepte la forma de pago en una dura negociación que cuenta con la voluntad del jugador. Otro lateral zurdo si se marcha Junior -todo apunta a un adiós para hacer caja- y alguna oportunidad de mercado que se presente a última hora.

Rubi, además, tiene intención de dar cabida a la cantera, muy buena señal. Los jóvenes conocen la identidad del club, aportan ilusión, ambición y, el que se salta escalones, hambre y valentía.

Con Pedraza el Betis ha cerrado una magnífica operación. No arriesga nada y pone a disposición de Rubi a un futbolista polivalente que puede jugar de lateral zurdo o como extremo. Lo incorpora cedido y cuenta con una opción de compra de 10 millones de euros -más 4 en variables- que podría ejecutar si saca a relucir toda la proyección que se le presume.

Queda la duda del futuro de Lo Celso. Rubi ha dejado entrever que se quiere ir y, aunque intentará convencerle, resulta prácticamente imposibe retener a un futbolista cuando le ofrecen un contrato millonario y competición europea. Cubrir su previsible adiós será difícil porque la inflación está instalada en el mercado y el talento se paga muy caro.