Sergio Ramos volvió a quedarse sin jugar el pasado sábado frente al Rayo Vallecano. El central del Sevilla Fútbol Club venía de encadenar dos titularidades consecutivas frente a FC Barcelona y PSV Eindhoven pero José Luis Mendilibar volvió a rotar en el eje de la zaga y en esta ocasión le tocó al camero quedarse en el banquillo para ver como eran sus compañeros Loïc Badé y Nemanja Gudelj los titulares. Evidentemente, el devenir del partido, con un 0-2 al descanso, le cerró toda posibilidad de salir en la segunda parte, pues Mendilibar necesitaba cambios ofensivos.
El camero vivió todo el partido desde el banquillo, compartiendo asiento con Óliver Torres, Joan Jordán, Alberto Flores, Pedrosa, Rakitic o Rafa Mir y comentando el partido. Las cámaras de 'El día después' siguieron todo el encuentro de Sergio Ramos desde la banda del Ramón Sánchez-Pizjuán, que tras el primer gol del Rayo, obra de Óscar Valentín, preguntaba a Rakitic si en el videomarcador ponían la repetición de la jugada, a lo que el croata contestaba con una negativa.
"Lo ha hecho muy bien", le decía Rafa Mir a Sergio Ramos cuando sus miradas se cruzaron tras el tanto de vaselina de Álvaro García. También llamó la atención la cara de circunstancia del propio Ramos tras el cambio de Fernando, mientras Rafa Mir decía: "El show que va a armar...". Pese a todo, el camero confiaba en sacar algo positivo y contestaba mientras se rascaba la barba: "Yo creo que esto lo cambia".
Fue de los primeros en salir del banquillo para celebrar el tanto de Söw, para luego comentarlo con Óliver Torres, quien de paso le explicó que el tema de los cinco cambios y las ventanas para llevarlos a cabo, que al '4' del Sevilla no le quedaba del todo claro. Por allí pasaba Radamel Falcao, delantero del Rayo Vallecano, que se iba al córner al calentar, al que Sergio Ramos saludaba viniéndole a la cabeza cuando a punto estuvo de ficharlo el Real Madrid. "Lo vendieron el Mónaco los hijo de p***", decía riéndose y recordando lo que cobraría, entre 10 y 12 millones de euros.
"Al segundo palo, melón", le gritaba cariñosamente a Lucas Ocampos, tras darle un balón para que lo metiera en el área. "¡Qué golazo!", le decía a Jordán tras celebrar el empate a dos en un partido que vivió donde menos acostumbrado está, pero donde no dejó de dar juego.