A los entrenadores les ocurre en ocasiones que por mucho que les guste un futbolista por sus cualidades y por lo que pueda aportar al equipo por sus virtudes, no lo consigue encajar en su sistema de juego, lo que se ha convertido en un lastre para muchos jugadores en un destino en particular.
Una situación que se está viviendo actualmente en Nervión con Dodi Lukebakio, posiblemente uno de los efectivos más desequilibrantes con los que cuenta el preparador madrileño, pero que no termina de cuadrarle en su esquema preferido, el 1-5-3-2, con dos carrileros de largo recorrido que ocupan la banda al completo.
El problema reside en que ni siquiera la polivalencia del belga, que, más allá de que su posición natural sea la de extremo, también se puede desempeñar como delantero, le abre las puertas del once de Quique a pesar de que él contaba los días para que reapareciera tras una larga lesión y que marcó en su vuelta contra el Almería. En la teoría se deshace en elogios hacia Lukebakio, con el que no pudo contar como míster del Sevilla hasta la cita contra el Almería, pero en la práctica se erige en una alternativa, no en una primera opción debido a su perfil.
"Sabemos que hizo más goles de delantero que de extremo. Me encanta. Es fino, rápido, tiene golpeo... Es un jugador interesante. Pregunté si era nuestro. Me parece un fichaje fantástico". Así habló el pasado viernes Quique del internacional con Bélgica, si bien en el partido contra el Celta se confirmó la realidad.
El Sevilla lo firmó el pasado verano como extremo, demarcación en la que explota su velocidad y puede romper líneas, pero este Sevilla de Quique prescinde de este tipo de jugador y utiliza dos laterales largos, y a día de hoy, resulta inviable que lo reconvierta a carrilero como ha hecho con Ocampos, por su ausencia de bagaje defensivo.
La alternativa de partir de inicio como delantero tampoco es viable, porque el ataque está reservado para Isaac romero y En-Nesiry y solo baraja su presencia como alternativa, tal y como ocurrió contra el Celta, cuando en la segunda parte sustituyó a En-Nesyri, cambio que trajo cola por la reacción del marroquí, que se revolvió para irse a por el entrenador, obligando a intervenir a Ocampos para evitar males mayores.
Está por ver si, precisamente, esta conducta le puede pasar factura a En-Nesyri y abrir la puerta a Lukebakio, si bien, al no haber jornada el próximo fin de semana, lo normal es que las aguas vuelvan a su cauce.
Cabría la posibilidad de que lo encajara como interior dentro del 1-5-3-2, ganando en carácter ofensivo, pero carecería de recorrido y podría menoscabar la fortaleza defensiva de la media sevillista. Un problema al que Quique le encantaría hallar una solución.