Aitor Torvisco5 min lecturaEn el Sevilla FC no cabe ni una tensión más. Está completo el cupo y el depósito está a punto de desbordarse. El equipo en descenso, las cuentas económicas son más que delicadas, se busca equipo a la mayoría de los decepcionantes fichajes del pasado verano, los pocos que han rendido están lesionados y de fondo suena el ruido de sables de la lucha sin cuartel entre Castro y Del Nido. Ya sólo faltaba que se pelearan Monchi y Sampaoli para tener el sainete completo.
Y en las últimas horas ha trascendido justo eso, un pique entre el director deportivo y el entrenador del Sevilla FC alimentado por unas imágenes del último entrenamiento previo a la Nochebuena en el que daba la sensación de que el presidente hacia de intermediario entre ambos. Teniendo en cuenta que la 'espantada' del argentino hace cinco temporadas no sentó nada bien al de San Fernando, la cosa tenía dosis exageradas de un morbo mediático al que los protagonistas han respondido indirectamente.
En el entrenamiento del lunes, Monchi y Sampaoli se dejaron ver en actitud amigable bromeando en presencia del vicepresidente José María del Nido Carrasco, quien ha compartido en sus stories de Instagram una fotografía del momento, en la que se ve a los tres riendo y con la que pretende frenar los rumores con la discrección que se aconseja en estos casos. Ya se sabe lo que dice el refrán. A buen entendor, pocas palabras bastan. Y Del Nido Júnior no necesitó más que simples menciones a las cuentas de ambos.
Hay otro refrán que dice que Cuando el río suena, agua lleva. Es evidente que en épocas de tantas tensiones los nervios están a flor de piel y es fácil que salten chispas. Ni Monchi ni Sampaoli se caracterizan por callarse lo que pasa por su cabeza y la tarea de pintar el boceto de cómo debe ser el mercado de enero lleva a exponer criterios con vehemencia y a discusiones que no deben pasar de ahí.
El técnico se siente presionado para sacar al equipo del pozo, exige al menos cuatro o cinco fichajes y, sobre todo, mete prisa para que estén nada más comenzar enero. El director deportivo no está menos exigido. Primero, porque debe enmendar el desastre estival -de los seis que llegaron tres saldrán y dos están lesionados de gravedad-, segundo porque tiene al argentino 'comiéndole' la oreja y tercero, porque debe hacer mucho con muy poco. Con casi nada.
El único que ha salido, Isco Alarcón, lo ha hecho rescindiendo su contrato y las cuentas del club son las que son. Es más, en este sentido, Monchi también está pendiente de la lucha de sillones entre Castro y Del Nido, pues la Junta de Accionistas del próximo jueves puede cambiarlo todo en la entidad.
En un contexto así, como para no no estar tensos. No obstante, Sampaoli ya definió a Monchi como "un director deportivo muy prestigioso y muy capaz" y recordó que el devenir del equipo "depende de él", siempre reconociendo su liderazgo y apuntando que él sólo señala los perfiles que necesita y es el director deportivo quien se encarga de decir si es posible o no y de poner nombres a esas necesidades.
La misma confianza en el isleño señaló Castro en uno de los 13 puntos de su durísimo comunicado para responder a Del Nido Benavente. La cosa está que arde, pero 'Al mal tiempo buena cara', que dice otro refrán.