"Los voy a llevar en mi corazón. Ojalá el futuro me permita volver a reencontrarnos. Esa chiquita (en alusión a su hija pequeña) nació aquí y es sevillana. Ha sido un honor vestir la camiseta del Sevilla FC. Siempre di el máximo, pero fui un privilegiado, por lo que gracias eternas", explicaba emocionado en el estrado un Erik Lamela que, en palabras del presidente nervionense, José María del Nido Carrasco, pasará a la historia de la entidad por "su honestidad" y por el gol ante la Juventus que brindó la final de la Europa League: "Fue una satisfacción personal haber devuelto al club un poco de todo lo que me dio". Sobre su futuro, muchas incógnitas, con River Plate en su corazón, como canterano 'millonario' que es: "No tengo nada pensado. Me entrenaré durante mis vacaciones y me tomaré mi tiempo para decidir. ¿River? No lo sé, sinceramente. No quiero crear falsas expectativas. Sólo pienso en recuperarme de esta pequeña lesión. El club que me quiera debe contactar conmigo y, si veo interés, yo pondré de mi parte".
No quiso ahondar el zurdo en si ha sido la de marchar una decisión impuesta o consensuada, pero tampoco polemizó durante el acto de despedida celebrado este martes: "Entiendo que el equipo está en una etapa de reconstrucción. El año próximo y el siguiente lo va a hacer muy bien, porque tiene algo muy bueno, que es la gente, que lo vive con pasión y no deja que el equipo se dé por vencido en los momentos de dificultad y, en los buenos, como el año pasado, empujan un poco más. Los que están saben lo que tienen que hacer; están plenamente capacitados. Sinceramente, viví el día a día e intenté darlo todo, pero fue un año irregular, de muchas lesiones, que me impidieron ofrecer mi mejor nivel, aunque es parte del deporte. Después, hay cosas que suceden y uno no las puede cambiar. Ahora entiendo yo mismo que es hora de cerrar acá un ciclo maravilloso. Me queda la espinita de haber sumado el título de la Supercopa de Europa".
Para el argentino, "lo más frustrante fue el tiempo sin poder ayudar al equipo y obligado a verlo desde afuera", pues "tenía en mente jugar algunos partidos más". De hecho, "no estaba preparado para dejarlo en ese día, pero el fútbol a veces te sorprende y la vida es así". Acerca de sus sucesores, entiende que no llegan, como decía Mendilibar, a un club más complicado que el resto: "Presión siempre existe en el fútbol; no hay un partido que no tengas que ganar. A los que vengan, habrá gente de experiencia como Jesús Navas que los sabrá guiar y mostrar el camino". Para terminar, Lamela admite que el Sevilla FC ocupará un hueco muy especial para él: "Me tocó jugar 8 años en el Tottenham. Cada club tiene lo suyo. Le tengo cariño también a ellos, pero lo que viví el año pasado aquí no tiene precio; haber llevado a mis padres, a mi mujer y a mis hijos (presentes en el evento) a dar la vuelta al campo tras el título en Budapest no lo voy a olvidar nunca".