El Sevilla FC está a punto de finalizar una de sus temporadas más irregulares de los últimos años. Con la tranquilidad de tener atada la salvación, afronta las últimas cinco jornadas de LaLiga EA Sports con la intención de acabar lo más arriba posible el campeonato. Uno de los momentos más surrealistas que se han vivido esta campaña tuvo a un jugador de la entidad como protagonista. Se trata de la agresión que sufrió Lucas Ocampos el pasado 5 de febrero en el Estadio de Vallecas, en un partido ante el Rayo correspondiente a la jornada 23. Los hispalenses se llevaron los tres puntos (1-2), pero el de Quilmes experimentó un suceso que nunca antes se había visto en un terreno de juego. Un aficionado le metía un dedo entre las nalgas cuando iba a sacar de banda.
Mucho se habló de lo sucedido en el campo del Rayo Vallecano. Finalmente, el Comité de Antiviolencia sancionó al infractor (menor de edad) con 6.000 euros y la prohibición de acceso a los recintos deportivos por un período de 12 meses.
El propio Ocampos se quejó al término del duelo en la entrevista mantenida con la televisión que posee los derechos: "Ojalá LaLiga lo tome con seriedad como hace con el racismo. Siempre hay un tonto que no representa a una afición como la del Rayo. Si ocurre en el fútbol femenino sabemos lo que puede pasar... me contuve porque tengo dos hijas y sé lo que puede pasar", llegó a afirmar.
El abogado penalista Antonio Maroto ha comparado ambos sucesos en el podcast 'La Placita Amarilla' y ha asegurado que la agresión a Ocampos es "muchísimo más grave" ya que entiende que "el beso de Rubiales a Jenni Hermoso no trae violencia". Además, precisó en su argumentación: "Desde mi punto de vista, cuando un sujeto le mete el dedo en el culo a otro, evidentemente, sí está empleando esta violencia".
Dos episodios visto de una manera distinta por una sociedad sesgada y manipulada. El abogado comentó igualmente sobre ambos sucesos: "Me llama la atención que la sociedad, en este caso, lo está viendo en un tono jocoso o cómico. Te puedo garantizar que a lo largo de mi vida he podido comprobar cómo gente en momentos de euforia o más personales, sí que se dan esos besos. Lo que yo no he visto es que alguien pase por la calle y le meta a otro un dedo en el culo. Me parece una situación muy grave. No sé por qué, pero la sociedad se pone una venda y entiende que en estos casos no debe entrar. Me parece muchísimo más grave. Esto te hablo en base a la ley", aseveró. (Puedes ver su exposición, a continuación: a partir del 1:07:55).