De los cuatro jugadores que llegaron en el mercado de enero y le dieron un profundo lavado de cara al Sevilla FC, el único que no tenía posibilidad de quedarse era Bryan Gil. El recién fichado Loïc Badé llegaba del Rennes con una opción de compra que, salvo giro inesperado, el club tenía decidido ejecutar ya de antemano; Lucas Ocampos volvía con contrato en vigor después de cancelar su préstamo en el Ajax y con Pape Gueye había (y hay) un precio pactado de 10 millones con el Olympique de Marsella que en un principio parecía claro que se llevaría a cabo, aunque ese globo se fue desinflando con el paso de los días. La situación de Bryan era diferente, pues el Tottenham Hotspur accedió a ceder seis meses al barbateño, pero no iba a regalar a un jugador por el que hace sólo dos años pagó 25 millones de euros más Erik Lamela.
El que puso el centro y el que lo remató para convertirlo en el gol de la victoria ante la Juventus, en la prórroga de las semifinales de la UEFA Europa League. De la séptima Europa League del Sevilla FC, un título que Bryan Gil celebró por todo lo alto con una euforia desatada, la propia de un canterano que siente el club nervionense como propio y que acababa de ganar el primer gran trofeo de su carrera con el club de sus amores.
Siempre insistió en que iba a aprovechar cada oportunidad y a exprimir cada segundo de una cesión que le había permitido volver a casa. La echaba de menos. Quería disfrutar sin presiones -aunque luego se le veía frustrado cuando las cosas no le salían bien- y luego en verano ya se vería, como él mismo explicó en una entrevista a ESTADIO Deportivo.
Lo primero, en este sentido, era volver a Londres. Mientras Antonio Conte siguiese al frente de los Spurs sabía que no tendría ninguna posibilidad de abrirse camino en el club del norte de Londres. El italiano apenas le dio bola, lo que le llevó a salir cedido en los mercados invernales de 2022, rumbo a un Valencia CF con el que fue finalista de la Copa del Rey, y en el de este 2023, al Sevilla FC. Sin embargo, la situación de Bryan en el Tottenham ha cambiado de manera significativa con la llegada de Ange Postecoglu, extécnico del FC Celtic de Glasgow.
Así lo asegura una información de The Athletic, portal deportivo inglés que asegura que el canterano del Sevilla FC entra en principio en los planes del nuevo entrenador del Tottenham. De hecho, el caso de joven extremo gaditano es excepcional, pues la misma información explica que es de los pocos jugadores que vuelven de cesión que aspiran a quedarse, ya que el exsevillista Sergio Reguilón, el exbético Gio Lo Celso y otros como Ndombélé o Rodon están en la lista de bajas que ha dado Postecoglu, a falta de verles a todos ellos en acción cuando arranque la pretemporada.
Bryan necesita estabilidad para asentar sus características después de encadenar cinco años de constante ir y venir, en los que ha tenido once entrenadores distintos -Postecoglu será el duodécimo- y ha pasado por cinco equipos más la selección sub 21 y la absoluta. Debutó con el primer equipo del Sevilla FC en la 18/19, con sólo 17 años y de la mano de Pablo Machín, que es despedido poco después y sustituido por Joaquín Caparrós, el que más bola dio al barbateño, a quien Julen Lopetegui no acaba de encontrar sitio en su esquema.
A partir de ahí, el canterano sale cedido al CD Leganés de Javier Aguirre (19/20), a la SD Eibar con José Luis Mendilibar (20/21) y se marcha traspasado al Tottenham Hotspur, club en el que Nuno Espírito Santo duró poco antes de dejar su sitio a Antonio Conte. El italiano tampoco cuenta con el internacional español, que vuelve a sumar dos préstamos más, al Valencia CF con José Bordalás (21/22) y al Sevilla FC (22/23), donde ha trabajado a las órdenes de Jorge Sampaoli antes de reencontrarse en Nervión con Mendilibar, que siempre le ha cuidado.
No ha estado más de nueve meses en el mismo sitio en estos cinco años. "Es cierto que es complicado vivir tantos cambios en tan poco espacio de tiempo, pero la clave es adaptarse lo antes posible, hacer lo que pide el entrenador completándolo con mi juego. Creo que eso es lo que me ha permitido llegar hasta aquí y consolidarme en Primera división. Todos ellos tienen estilos muy diferentes, pero eso me ha hecho mejorar. Haber tenido esa variedad desde tan pequeño estoy convencido de que me va a ayudar en el futuro", explicó a ED un resignado Byan Gil, que vuelve a Londres en busca de una prometida segunda oportunidad. A ver si ésta es la buena.