Por suerte para Tchouaméni, el Real Madrid mostró ayer de nuevo su ADN ganador y remontó en Villarreal (2-3). De lo contrario, las ya numerosas críticas que está recibiendo a través de las redes sociales se hubiesen triplicado.
El jugador francés, que está lesionado, fue 'pillado' viendo un partido de la NBA en París mientras su equipo jugaba su correspondiente partido de los octavos de final de la Copa del Rey en El Madrigal. Y con el conjunto blanco perdiendo al descanso por 2-0, el vídeo fue circulando como la pólvora a través de las distintas plataformas digitales.
Nadie daba crédito a que al futbolista blanco le motivara más ver un Chicago Bulls-Detroit Pistons que una eliminatoria a partido único de sus compañeros. Y menos aún, después de haber perdido el primer título de la temporada contra el Barcelona en Arabia Saudí.
Al menos, no se desplazó a Estados Unidos, ya que el evento se jugó en tierras parisinas porque, como cada año, la NBA organiza varios partidos en Europa para aquellos seguidores que no pueden viajar a tierras americanas. Y el estadio estuvo lleno y con muchas caras conocidas, como la del madridista. Pero ninguno tenía a su equipo jugando un partido de 'vida o muerte' a la misma hora.
Su vestuario le echó una mano y le dio la vuelta al partido y la reprimenda, sin duda, será menor. Pero, por si acaso, el jugador ya ha lanzado su mensaje correspondiente en Twitter para disculparse ante todos: "Pido disculpas a mi club, al cuerpo técnico, a mis compañeros y a la afición madridista por mi presencia en un evento a la hora que nos jugábamos mucho en la Copa. He estado atento en todo momento a lo que pasaba en Villarreal, pero no he hecho lo correcto. Lo siento mucho".
El centrocampista francés, que sufre una lesión muscular, todavía estará dos o tres semanas más de baja. Ahora, a su vuelta, tocará ver cómo le recibe el público del Santiago Bernabéu. Porque detalles como estos no gustan a ningún aficionado, pero menos aún a la siempre exigente parroquia madridista.
Rectificar siempre será considerado un hecho de sabios, pero lo que sí ha dejado claro el jugador, además de su afición por el baloncesto, es que cuando no juega su equipo le importa bastante poco. No obstante, este 'defecto' son muchos los profesionales que lo padecen, pero no todos cometen la torpeza de irse a un evento con 22.000 espectadores.