Granada
Almería
El agónico duelo andaluz entre el Granada CF y la UD Almería se resolvió con un melancólico empate (1-1) este domingo en el Nuevo Los Cármenes, un resultado que no les vale a ninguno de los dos equipos para ganar alegría en su cada vez más utópica lucha por la salvación. Con las tablas, nazaríes e indálicos se mantienen como los dos últimos de la clasificación de LaLiga EA Sports y apenas aprovechan las derrotas de Cádiz CF y RC Celta de Vigo. No obstante, la lucha por la permanencia podría haber dado un vuelco con tres acciones polémicas que pudieron influir de manera decisiva en el resultado y que alimentan las quejas de ambos bandos con la labor de Gil Manzano y de Jaime Latre, desde un VAR que tuvo bastante protagonismo en el marcador.
El Almería acababa de adelantarse en el marcador por medio de Pubill y justo después pudo dar el segundo golpe al Granada. Jonathan Viera colgó una falta lateral desde la derecha, Edgar González se elevó para cabecear en el segundo palo y Adrián Embarba enchanchó una volea con su pierna derecha en el primer poste con la que batió a Batalla. El árbitro extremeño Gil Manzano señaló fuera de juego de Edgar y, ante las protestas visitantes, lo confirmó con Santiago Jaime Latre en el VAR. Las imágenes no resolvían la duda, ya que las líneas estabas casi contrapuestas.
Para mayor frustración del cuadro indálico, en el 23' veía cómo Gil Manzano anulaba otro tanto para el 0-2, esta vez de Sergio Arriba tras empujar a placer un servicio del 'Choco' Lozano, que antes de correr como una bala por el pasillo central estaba en clara posición adelantada.
La segunda acción polémica del encuentro en el fondo de la tabla llegó ya en el tramo final. Marc Pubill choca levemente con Maouassa, pero le desequilibra y le derriba en el área, tras otro excelso pase en profundidad de Gumbau, que sólo cuatro minutos antes había asistido a Myrto Uzuni en el 1-1. Gil Manzano no tuvo ninguna duda en señalar penalti y le decía a los jugadores de la UD Almería "El contacto es claro", así que Lucas Boyé agarró el balón para patear. Sin embargo, una pausa por cambios dio tiempo a que el VAR avisase al de Don Benito para que viese la acción repetida en el monitor y valorase la intensidad de ese impacto evidente. Tras ir a la pantalla, decidió anular la pena máxima y las protestas cambiaron de bando.
El recién entrado Alejandro Pozo recibe un pase en carrera en el vértice derecho del área, encara a Batalla para regatearle y cae pidiendo penalti. El árbitro le acusa de simular e incluso le amonesta por ello. Los jugadores del Granada CF, club en el que militó el sevillano, se lo comían y la grada local le abroncaba. Pozo trataba de justificarse diciéndole a Gil Manzano y a sus rivales que el contacto existió. La repetición no aclara ni una cosa ni la contraria. O lo que es lo mismo, ampara todos los debates en el limbo de la interpretación. De esta acción se está hablando más después del partido que durante el transcurso del mismo.