Opinión

El insulto, la 'tortilla de patatas' del fútbol español

Seis de los diez partidos de la jornada siete en Primera División fueron denunciados por LaLiga debido a cánticos insultantes o xenófobos.

José Antonio RiveroJosé Antonio Rivero
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El insulto, la 'tortilla de patatas' del fútbol español
Vincius Jr. - UES

España es un país rancio en muchas cosas, al que le cuesta cambiar sus costumbres, sean o no buenas, y si hay algo muy nuestro y prácticamente imposible de modificar es la forma de vivir el fútbol.

No se puede negar la evolución de la sociedad, es algo natural, aunque lo que tenemos hoy en día no mejora lo anterior. Actualmente vivimos la época del 'bien queda', donde se actúa de una manera para agradar a los demás, pero de puertas para dentro se piensa de forma muy distinta.

En 'La Liga de los hombres extraordinarios', el programa de 'Movistar+' con presidentes muy conocidos del fútbol español, se escuchan frases y se ven actuaciones que en el pasado eran habituales y que hoy en día (afortunadamente) ya no se ven ni se oyen en público, pero que siguen pasando. No hemos entendido la forma de atajar el racismo, la xenofobia o la violencia en el fútbol, nos hemos contentado con intentar taparla, que no se oiga, sin preocuparnos si sigue existiendo o no, pero es que incluso ni eso se está haciendo bien.

El Comité de Competición denunció seis partidos de la séptima jornada de liga ante la Comisión Antiviolencia por cánticos insultantes o xenófobos. Todas las aficiones, jornada tras jornada, se ven involucradas en esto. Quien no ha escuchado la mítica frase de "ya que no ganamos me desahogo".

Claro que no son todos. Unos 700 en Son Moix, alrededor de 4.000 en San Mamés, cerca de 800 en Vallecas, unos 600 en Balaídos o alrededor de 2.000 en el Pizjuán son los aficionados señalados por LaLiga en sus denuncias durante la jornada 7, pero son el suficiente número de personas para pensar que seguimos como hace 10 años.

Hinchas impresentables, directivas que miran para otro lado, incluso medios de comunicación que ponemos el foco donde no hay que ponerlo, todos sumamos para que esto no solo no cambie sino que empeore con el paso del tiempo.

El ejemplo más reciente es el de Vinicius. Se generó un debate de mucha gente, mayoritariamente blanca, hablando sobre si los comentarios contra el jugador del Real Madrid eran racistas o no, sin ni siquiera haber condenado dichos cánticos. Porque siempre pensamos si nosotros lo vemos bien o mal, no en la persona que recibe el insulto.

Los cánticos en el fútbol son tan antiguos como el propio fútbol, como una tortilla a la gastronomía española. Por un momento, no mucho, se generará el debate, pero al final cada uno seguirá como siempre, y al que va al fútbol a insultar, igual que al que le gusta la tortilla con cebolla, es muy difícil hacerle cambiar.