Papu Gómez no piensa rendirse. El futbolista de 36 años está viviendo el momento más duro de su carrera, ya que desde octubre de 2023 no puede jugar por una sanción de dos años por dopaje. Sin embargo, lejos de bajar los brazos tiene decidido darlo todo para volver a los terrenos de juego y tener un último baile sobre el verde.
Hay que remontarse hasta noviembre de 2022 para entender cuando tuvo lugar ese positivo. Aún era jugador del Sevilla FC cuando se le detectó tarbulina, una sustancia que se utiliza para tratar la bronquitis crónica y el asma. Con tal dictamen certificado, fue el 8 de octubre de 2023 cuando jugó por última vez en un Monza - Salernitana. Desde entonces ha pasado por muchas fases, pero en ninguna de ellas ha visto como una opción optar por su retirada; informa Relevo.
Fue la Agencia Estatal Antidopaje la que le impuso la inhabilitación de dos años. Con tal sentencia en firme, el futbolista argentino apeló al entender la sanción desproporcionada. Parecía que fallarían a su favor y que se vería reducido el castigo, pero finalmente le mantuvieron los dos años. Y no. Ni por esas dejó de tener claro que su destino es volver a jugar al fútbol.
Aunque sabe que no será sencillo, Papu sigue esperanzado ante la posibilidad de el tiempo de inhabilitación se vea reducido. Y claro, se sigue acordando de aquel triste día en el que según su defensa ingirió un jarabe para su hijo de manera involuntaria. ¿Cómo sucedió? Pues por casualidad.
Fue durante un entrenamiento del Sevilla cuando los doctores le realizaron un control antidopaje por sorpresa. Según explicó el mediapunta, unos días antes se encontraba mal y tomó por error un jarabe que era de uno de sus hijos. Ya sea así o no, las autoridades penalizan que se haga algo así, ya que para tomarlo debería haber solicitado Autorización de Uso Terapéutico (AUT).
Como es lógico, una vez se supo que no podría jugar durante dos años el Monza rescindió su contrato con el jugador. Ahora, a meses de cumplir los 37 años, sigue preparándose en solitario para que su carrera en el mundo del balompié no termine de esta triste manera. Ya sea en meses o esperando otro año entero, Papu Gómez no piensa colgar las botas sin sentirse futbolista al menos una vez más.