Uno de los 'gordos' en el último sorteo de la Copa del Rey le tocó al Barbastro, un equipo que marcó la trayectoria de Pep Guardiola. Y lo hizo para bien porque le salió victorioso, de lo contrario nunca se sabrá lo que hubiese sido del técnico catalán.
Pero lo cierto es que este club siempre tendrá un rincón especial en el corazón del de Sampedor. Por aunque sea el segundo entrenador más laureado de la historia del fútbol, el primero siempre es especial. Y ese fue el que consiguió con el filial barcelonista. Fue durante el curso 2007-08 y no fue otro que el ascenso a Segunda B superando en la última eliminatoria del play-off precisamente al rival de mañana de los hombre de Xavi en Copa.
La elección del actual técnico del Manchester City fue una apuesta de Joan Laporta y no le pudo salir mejor. Y en sólo una temporada demostró ser el candidato perfecto para sustituir a Rijkaard. Porque hizo al Barça B campeón de Tercera, superó al Castillo en la primera eliminatoria de la fase de ascenso y remató la faena contra el Barbastro.
Y curiosamente fue en tierras oscenses donde se gestó el ascenso deseado un 8 de junio del 2008. Porque de aquel partido de ida se trajo Pep un 0-2 tras un primer gol en propia puerta de los aragoneses y el segundo obra del lateral zurdo Espasandín.
Y como piezas claves de aquel filial estaban Sergio Busquets, Pedro y Jeffren, quienes darían junto con Pep, el salto al primer equipo en la temporada siguiente.
En la previa de la vuelta, Guardiola ya hizo gala del discurso que siempre le ha caracterizado hasta la fecha como entrenador: “Les he dicho a mis jugadores que si creen que está hecho están muy equivocados, porque el Barbastro me ha dejado una impresión excelente. Queda un paso. Ahora hay que trabajar la parte mental para hacerles ver que aún no hemos hecho nada. Debemos ser prudentes”.
En el Mini Estadi, el 15 de junio del 2008, el resultado fue de 1-0 con gol de Vázquez. Y tras cumplir con su promesa de ascender al filial a la Categoría de Bronce, empezaría su dorada trayectoria profesional en los banquillos.
Tras el pitido final, Pep manifestaba lo siguiente: "Lo más difícil ha sido mentalizarnos de que no estaba hecho. La presión era muy grande. Pero digo lo mismo de siempre, ser campeón es muy difícil y ascender es muy difícil, pero lo importante era tener un vestuario fuerte, interiorizar qué juntos somos más fuertes que uno solo”.