Hernández Hernández, pese a todo, hizo un favor al RC Celta al no recoger en el acta que Iago Aspas, en pleno enfado por la anulación del penalti previamente señalado de Jesús Navas sobre Douvikas, había derribado de un empujón el monitor del VAR en el que el lanzaroteño había revisado la controvertida acción que puso el broche al encuentro entre los gallos y el Sevilla FC del pasado sábado, que se mantuvo con 1-1 hasta el final. Consciente de que podía costarle caro, el de Moaña se disculpó al día siguiente, más que nada por la fea imagen que había dado a los niños celtistas, aunque todo hace indicar que tendrá suerte en este sentido. No por recular y arrepentirse públicamente, sino por el dato citado inicialmente, ya que, en tal caso, Competición debería entrar de oficio. Y varios medios apuntan ya que no lo hará. La última vez, como apunta el periodista de 'Relevo' Óscar Méndez, fue hace doce años por el famoso dedo en el ojo de Mourinho al fallecido Tito Vilanova.
Dos delanteros suramericanos sí fueron castigados con un partido por esa misma acción: el colombiano Luis Suárez, tras ser expulsado en el Real Sociedad-Granada de la 22/23, y el uruguayo Edinson Cavani, tras el duelo de su selección ante Ghana con el que dijeron adiós al Mundial de Qatar 2022. La diferencia es que en ambos casos se reflejó en el acta del encuentro. Al primero se le aplicó el artículo 129 del Código Disciplinario de la RFEF, que dice literalmente: "Incurrirán en suspensión de hasta cuatro partidos o multa hasta 602 euros aquéllos/as cuya conducta sea contraria al buen orden deportivo cuando se califique como leve". Se despidió de antemano de la pasada campaña, pues quedaban dos jornadas y fue sancionado con una extra por la roja, sin perdón posterior de Apelación. Al ahora punta de Boca le impusieron, además, una compensación económica y la obligación de hacer trabajos comunitarios relacionados con el deporte rey.
Sin un acta o una denuncia, que tampoco existe con Aspas, el capitán vigués se librará, pero falta por ver qué decide el primer peldaño de la jurisprudencia deportiva española con sus declaraciones en zona mixta, así con las realizadas por su entrenador, Rafa Benítez. "He visto lo que todo el mundo, como la semana pasada en Girona. Parece que cada vez que sacamos la cabeza, nos la quieren hundir. Rearbitrar la intensidad de un agarrón, que se ve clarísimo... Intentaremos resurgir en San Mamés si nos dejan; si no, se nos quedará la cara de hoy. Son tantas veces... Si te pasa una o dos, pues agachas la cabeza. Pero van siete partidos perjudicándonos en 12 jornadas. Un día que nos cae una de cara, llaman al VAR a ver la intensidad de un agarrón. Queremos ser la mejor Liga del mundo, pero no avanzamos", dijo Iago. Por insinuaciones parecidas, a Canales y Gayà les cayeron cuatro encuentros de suspensión.
Aunque no está Integridad para hacer muchos alardes, también podría cebarse con el preparador madrileño, que añadió: "Dije antes del partido que estábamos pidiendo respeto. Habían designado en el VAR a alguien que, con los errores de partidos anteriores, nos obligaba a estar atentos (Prieto Iglesias); han puesto a la misma persona de esa polémica. Habrá que incorporar al VAR a un físico que mida si la fuerza es suficiente o no. Estamos hablando de la intensidad. Nos anulan un gol ante el Madrid por un tirón de camiseta y ahora esto. Los partidos hay que pitarlos desde el campo. Podríamos tener 9-10 puntos más y estamos hablando de incidentes porque alguien, en un despacho o una oficina, está valorando la intensidad de un agarrón. Es que no lo puedo entender (...) Estas situaciones les pasarán a muchos equipos, pero a nosotros cada semana (...) Encima, tienes que estar callado, porque exigen respeto a los árbitros. Hemos hablado con el CTA y, la mitad de las veces, no tienen explicación. Y que pongan en el VAR a la misma persona y se espere a la última jugada... No me lo tomo con humor, sino con resignación. Tengo mucha confianza; el tema es si me dejan tenerla".