El Celta de Vigo, a nivel deportivo, ha puesto fin a la etapa de Rafa Benítez como entrenador en Balaídos. Desde hace unos días, el que fuera técnico del filial, Claudio Giráldez, se ha hecho cargo del primer equipo. No le ha ido mal en su primer compromiso, ya que los gallegos dieron la sorpresa ante el Sevilla, un rival por la permanencia, y se llevaron los tres puntos del Ramón Sánchez Pizjuán ante el estupor local.
A pesar de que, sobre el terreno de juego, el conjunto olívico ha cogido algo de aire, todavía sigue coleando la era del madrileño. En este momento, ninguna de las dos partes habrían llegado a un acuerdo por un aspecto clave en cualquier despido: el finiquito. Esto es, la cantidad que se debe abonar a un trabajador cuando es cesado antes de que su contrato llegue a término.
Tras dos semanas, el pacto entre las dos partes involucradas no se habría cerrado, de acuerdo con lo que señala La Voz de Galicia. Benítez, cuyo comportamiento fue elogiado dentro del Celta, tiene pendiente de cobro dicha cantidad para cerrar de forma definitiva su etapa en Balaídos. Considerado como un “caballero”, puso todas las facilidades para que su contrato fuera rescindido antes de tiempo. Sin embargo, queda por cuadrar este detalle, que podría generar una complicada situación.
A pesar de esto, el que es hoy entrenador olívico no tiene por qué preocuparse por su puesto. De acuerdo con esta información, este punto está reflejado en el Reglamento General de la RFEF, que llegó a una entente con LaLiga para que este tipo de situaciones no afecten a los técnicos en ejercicio en el torneo doméstico.
En el punto dos del artículo 163, se deja claro que “tratándose de clubes de Primera y Segunda División, la resolución del vínculo contractual con un entrenador, sea cual fuera la causa, no impedirá la expedición de licencia al sustituto que desee contratar”. Asimismo, cabe resaltar que, en el caso de que el Celta fuera sancionado, esto se produciría a partir del 30 de junio, por lo que Giráldez, en cualquier circunstancia, finalizará la campaña.
“No se tramitarán ni renovarán licencias de entrenadores ni se librarán tampoco de futbolistas, a aquellos clubes que no hayan satisfecho o garantizado, al 30 de junio del año de que se trate, la totalidad de las cantidades que adeudasen al entrenador o entrenadores anteriores”, expresa el reglamento, que también deja claro que si se produce un impago, podría conllevar la suspensión de derechos “administrativos y federativos”.